Día 9: Descender

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Yohamaru. Porque no hay nada mejor para la palabra descender que mi datenshi preciosa ;)

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En el cielo, los ángeles solían tener muchas libertades, normalmente más que los humanos, pero también muchos límites, muchos más que los humanos.

Y algo que un ángel tenía terminantemente prohibido hacer era tener que enamorarse, sin importar de que fuera.

Yohane era conocida por su rebeldía ante los altos mandos, normalmente se solía meter en problemas con los altos mandos por problemas menores.

Y, sin embargo, esta vez, estaba metida en un problema mayor.

—Portar un arma siendo menor de edad, es un delito— Decía su comandante, mientras la jóven chica desviaba la mirada.

Todos los arcángeles estaban unidos, y ella estaba atada de manos, alas y pies.

—Pero no importa, lo dejamos pasar, no la disparaste ni heriste a nadie— Su voz era impasible.

—Luego, se te ocurrió que podías bajar al mundo humano— Ahora hablaba un arcángel de cabello azul— ¿Sabes qué pasó la última vez que un ángel bajo al mundo humano sin ser un ángel guardián? ¡Ella se convirtió en un demonio!

—Yo...— Yohane quería llorar— No toque a ningún humano...

—Y es por eso que te salvaste del castigo— Explicó— Ese ángel cometió el peor error posible, enamorarse.

Yohane no pudo soportar más y empezó a llorar.

—Y tú, hiciste lo mismo— Otro arcángel mostró una foto, una foto en donde se veía a Yohane besando a otro ángel, pero su cara estaba cubierta completamente, no se podía saber quién era.

—¡Amar no puede ser algo prohibido!— Reclamó, pero fué callada.

—Y, aun así, hemos decidido darte otra oportunidad— Los ojos de Yohane brillaron ¿La iban a perdonar?— Después de todo, eres un ángel muy jóven. Pero tendrás que decirnos el nombre del ángel con quién pecaste.

Yohane lo entendió, a quien iban a castigar sería a su amada, y eso era algo que no iba a permitir.

—¡Jamás se los diré!— Gritó.

— Entonces, está decidido— Un arcángel llamó a reunión a todos los ángeles— Además de tu castigo, la persona que amas tendrá que verte descender, porque estarás expuesta.

—¡No!— Yohane intentó escapar, pero era imposible, las cadenas estaban diseñadas para que ningún ángel pudiera escapar.

Minutos después, el arcángel empezó a dictaminar la sentencia.

—Haz cometido pecado al enamorarte, y es por eso, que con el poder que el señor me ha otorgado, te condenó a.... Descender.

Todos los ángeles presentes se asombraron, solo un pecado mayor era condenado a ser un ángel caído.

—Tú nombre ya no será Yohane, te llamaras Yoshiko— Las alas de Yohane empezaban a oscurecer— Serás una humana normal, que olvidará todo sobre nosotros ¡Te condeno a vagar por la eternidad como uno de los caídos!

Las alas de Yohane se volvieron totalmente negras, antes de desaparecer, haciendo que Yohane cayera.

—¡Yohane!— Un ángel escondido, conocido como Hanamaru, salió tras de ella.

La pareja había sido descubierta.

Yohane estaba cayendo, mientras que sus recuerdos se iban borrando de poco a poco.

Ella lloraba, no quería olvidar a Hanamaru.

Entonces, la vio acercase rápidamente.

—¡Maru!— Pudo articular— No lo hubieras hecho, te convertirán en un caído como yo...

—¡No te puedo dejar ir, Yohane!— Se corrigió— ¡No quiero dejarte ir! Estaré contigo, ¡Yo te protegeré!

Normalmente, el proceso de elegir un ángel guardián era algo muy complicado, se debía tener cuidado, además de que era algo que no cualquiera estaba dispuesto a hacer.

Pero ella no dudó un segundo, y en un ágil movimiento, Hanamaru se volvió si ángel guardián.

—Maru...

—Estaré contigo, sin importar como.

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