12. Intentemos

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Capítulo  XII



Estaba sentado en las tribunas de una cancha de béisbol. Se notaba lo nervioso que estaba, jugaba con sus dedos y golpeaba repetidas veces la punta de su pie contra el suelo.

Escucho la motocicleta de MinHo llegar y respiro hondo, había llegado el momento.

- Kibum – hablo MinHo una vez subió las tribunas y quedo frente al rubio. Este solo se limitó a saludarlo con una sonrisa, que se desvaneció en segundos.

- ¿Está todo bien? – pregunto tomando asiento con Kibum.

- Si, todo bien – contesto Kibum sin verlo.

MinHo asintió un poco y desvió también la mirada del rubio.

- ¿De qué querías hablar? – pregunto el moreno con cautela.

Kibum respiro hondo nuevamente y se acomodó en el asiento de metal para encararlo. MinHo se percató de eso y se enderezo para mirar a Kibum. Dejo salir un suspiro, era más difícil de lo que se imaginó. Había practicado mentalmente lo que diría, pero ahora, al tenerlo frente a él le era difícil hablar.

Pero tenía que hacerlo.

Tomo coraje y alzo la vista hasta ver directo a los ojos de MinHo.

- ¿Sigue en pie? – dijo.

Minho frunció el ceño confundido por lo que Kibum volvió a tomar la palabra.

- Lo que propusiste – aclaro – Intentar... algo entre nosotros. ¿Sigue en pie? –

Vio al moreno parpadear repetidas veces, como si no creyera lo que estaba pasando. Regreso en si en cuestión de segundos y asintió levemente.

- Por...por supuesto – susurro.

- Pues hagámoslo –

MinHo abrió los ojos sorprendido. Definitivamente no se esperaba eso del rubio. Pero al ver que este no hacía nada en contra de lo que decía, lo tomo en serio.

- ¿En verdad, quieres? – pregunto – No quiero que te sientas forzado ni... -

- Yo quiero – interrumpió seguro – dijiste que hiciera algo pensando en mí. Algo que realmente quisiera hacer – lo miro a los ojos nuevamente – y esto es lo que quiero hacer –

MinHo lo miro incrédulo unos segundos para después relajar la expresión y sonreír un poco.

Tenía que admitir que eso era lo último que se esperaba. Conocía a Kibum y basándose en lo que sabía, creyó que no aceptaría. Cuando recibió la llamada de Kibum y le pidió que se vieran en ese lugar para hablar, creyó que el rubio lo regañaría o le diría que no.

Kibum trato de sonreír también, aunque pareció más una mueca. Su mirada viajo hasta sus manos que jugaban entre ellas por los nervios. ¿Estaba seguro? No completamente, pero ya no había vuelta atrás.

Alzo la vista cuando sintió la mano de MinHo posarse en las suyas. Lo miraba, exactamente igual que como lo miraba hace cuatro años. En ese entonces y ahora Kibum no sabía cómo describir esa mirada, ni lo que significaba. Pero esa mirada logro tranquilarlo, igual que en los viejos tiempos.

MinHo se acercó a él y Kibum no aparto la vista. Podían sentir sus narices rozar, sentir sus respiraciones. Se miraban fijamente, ninguno parecía ceder hasta que MinHo hablo.

- ¿Estás seguro? – susurro y Kibum se estremeció al sentir el aliento de MinHo golpear sus labios.

No. Eso debió haber dicho, o al menos eso hubieran querido los demás que dijera. Estaba aceptando ser amante, estaba perdiendo toda su dignidad. Miro los labios de MinHo y repaso todo su rostro hasta llegar a los ojos negros que miraban sus labios y sus ojos una y otra vez. ¿Realmente valía la pena?

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