3. 🌨️

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Alec estaba demasiado triste, no podía creer la suerte que tenía. Por fin había tenido oportunidad de poder conocer a Magnus y en el último momento anuncian que el evento a sido cancelado, quería gritar y llorar demasiado, ¡No era justo!

Izzy al ver la reacción de su hermano,  no puedo evitar sentirse igual de triste que él, Alec merecía cumplir su sueño y no toleraba eso, tenía que hacer algo al respecto.

Decidida, salió de la casa y fue hasta el lugar en donde iba a ser el evento, haría hasta lo imposible para que Alec conociera a ese hombre. Entró y comenzó a hacer preguntas sobre el por qué Magnus no iba a dar aquella conferencia.

Y dado que ella no se rindió, mandaron a llamar a Magnus, él no fue el que atendió directamente, pero consiguió que le reservaran una visita individual a Alec con él.

Izzy se marchó de aquel lugar con una enorme sonrisa en su rostro, sabía que Alec se iba a morir cuando le dijera que él y Magnus estarán solos en una habitación, hablando o... sacudió la cabeza, sabía que su hermano era demasiado atractivo, pero Magnus era casado y bueno... era casi imposible que pasará algo en aquella habitación.

• • • • •


Magnus tenía tantas cosas en la cabeza que salió a caminar, necesitaba algo de aire. Por primera vez desde que se casó con Camille, habían estado teniendo discusiones, no fuertes, pero ellos jamás lo habían hecho a diario. Ya discutían por pequeñas cosas, Magnus realmente se sentía fatigado.

A demás sus sueños no dejan de atormentarlo con esos ojos oceánicos, tenía que investigar quién era el dueño de ellos, dado que siempre se repetían en su mente.

Lo raro era que pensar en esos ojos lo ponía feliz, de algún modo lo relajaba y era realmente extraño.

Salió de su colonia, quería caminar más allá de lo que estaba acostumbrado.

Camino al menos por una hora y terminó paseando por las calles de Brooklyn. Se quedó estático al ver semejante cuidad, era hermosa. Él era un hombre bastante ocupado que no se había dado el tiempo de pasear por las ciudades de su país.

Le encantó ver como gente iba de un lado para otro con objetos en la mano, las lámparas comenzaban a brillar por el anochecer. Habían locales por todos lados; restaurantes, tiendas, boutiques y demás. Todo el lugar estaba plagado de gente, ¿Lo bueno? nadie parecía ponerle atención a él, ni siquiera estaba seguro de si alguien lo reconocía por sus, no tan famosas, películas.

Estaba tan distraído mirando el lugar que no se percató de que una persona venía frente a él, una persona, que por lo visto, también iba distraída.

Ambos chocaron y terminaron cayendo, Magnus sobre la otra persona. Hubo un jadeo por ambos cuando sus cuerpo chocaron.

Magnus abrió sus ojos, los cuales había cerrado por el impacto, miró al chico bajo su cuerpo.

Lo primero que vió fue un muy desordenado cabello de un color negro brillante, una piel pálida y para terminar de sorprenderlo, bajo esas largas y espesas pestañas habían unos enorme y muy hermosos ojos azules.

Casi pierde el oxígeno en aquel momento, cerró los ojos y divisó los ojos que tanto habían estado rondando en su mente y sueños. Al abrir de nuevo los ojos, lo supo, supo que aquel chico era el dueño de esos oceánicos iris que no podía sacar de su cabeza.

Por su parte, el chico bajo su cuerpo tenía un enorme y dulce sonrojo sobre las mejillas. Él no se movió en lo absoluto, fue como si el mundo se hubiese detenido. Admiró a detalle al chico, su corazón por alguna razón se aceleró, sentía la necesidad de recorrer esa piel pálida con sus dedos.

El chico parpadeó varias veces, su boca se abría y cerraba. Fijó la vista en esos labios rosados, parecían como si fuesen nubes suaves y acolchonadas. Le picaba la necesidad de estampar sus labios con los de él, cosa que, jamás le había pasado, no con alguien que no fuera Camille.

- Y-yo... - comenzó el chico. Magnus carraspeó y se puso de pie con elegancia y lentitud.

Estiró la mano hacia el chico para ayudarlo a levantarse, él tomó su mano y se puso de pie sacudiendo su ropa.

- L-lo... s-sien... lo siento. - formuló el chico el cual estaba demasiado sonrojado cual jitomate. Magnus sonrió.

- No te preocupes, está bien, estamos bien. - miró al chico y quiso tomar sus mejillas en su manos y ver esos hermosos ojos azules.

- Lo siento mucho, señor Bane. - la boca de Magnus se secó. Él sabía quien era. ¿Era un fan suyo?

- Oh, está bien, está bien.

Y justo cuando Magnus iba a preguntar el nombre del chico, éste salió corriendo dejando a Magnus con las palabras en la boca.

Él era el dueño de sus sueños, lo iba a buscar y a encontrar costará lo que costará. Porque Magnus quería saber la razón por la cual no ha dejado de soñar con él.

Caminó de regreso a su casa, para su suerte Camille aún no había llegado. Se sentía tan, tan mal por pensar en otra persona que no fuera su esposa.

Magnus era tan fiel, con un corazón realmente puro, humilde y muy amigable, era por eso que el elenco de las películas en las que participaba le tenían muchísimo cariño.

Y es por eso que se sentía culpable por eso, él era un hombre casado y no podía gustarle un chico al cual no conocía, solamente porque sí. Pero era muy extraño la manera en la que su cuerpo reaccionó ante él.





Uh, recuerden que mañana publicaré Oblivion.

Nos leemos después, galletitas. ♥️

Un sueño. (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora