45. Ahora o nunca

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Solae

Alex estaba prácticamente recostado sobre mí, mirándome a los ojos. Sabía que había algo que no me estaba diciendo. Quería que de una vez me admitiera qué era lo que estaba pensando, lo que estaba sintiendo, qué era lo que quería de mí.

Esta vez era distinto a como había sido días atrás, cuando me sentía incómoda, sin saber qué haría si Alex se me declaraba. Maldición. Ahora estaba casi deseando que lo hiciera. Que de una vez por todas fuera sincero conmigo.

¿Por qué nadie era claro conmigo? ¿O es que me estaba pasando películas y Alex no sentía nada por mí? Aunque quizás la verdadera pregunta era ¿Qué era lo que sentía yo realmente por él?

¿Por qué tenía todo este lío en mi corazón si al mismo tiempo y a pesar de todo, aún tenía sentimientos por Anton? ¿Era posible querer a dos personas a la vez? ¿Sería algo similar a lo que le pasó a Trini?

Alex dio un suspiro largo, pero aún seguía sin decirme nada. Seguía con sus ojos fijos en mí. Sus ojos pardos. Sus malditos ojos pardos, su cabello castaño y su nuevo corte y atuendo mega sexy y algo desabotonado que no recordaba haberle visto nunca antes y que me tenía vuelta loca desde que me lo encontré al llegar. ¡Y boom! De pronto fue como si un recuerdo... como si un flashback hubiese inundado mi mente, pero se fue tan rápido como había aparecido.

—¿Podemos hablar de esto más tarde? ¿En otro lugar?

—¿Qué? ¿Más tarde cuándo? ¿En un lugar aún más privado, dices tú? —pregunté irónica.

—Es que aún siento que aquí no estamos seguros, Anton sabe que estamos acá y aún no se cómo planea alejarme de ti...

—¿Y tú crees que huir es la solución? Si nos vamos juntos de esta fiesta ¿Qué? Volverás a ser de pronto ese mejor amigo que dices que eras. ¿Y qué pasará el lunes?

—¿Es que aún no me crees que Anton va a venir por nosotros?

—No, Alex, es que quiero que de una vez por todas seas honesto conmigo. Estoy segura que hay algo que me estás ocultando. Me dijiste que Anton te amenazó con perderme para siempre. Explica a qué se refería. —dije esta vez poniéndome seria y muy cerca, frente a él. Quería que reaccionara.

«Dame al menos una razón de peso para terminar con él. Convénceme,Alex».

Alex se tensó, retrocediendo levemente y un nuevo recuerdo acudió a mi mente y se esfumó en tan solo un segundo. Intenté concentrarme y volver a retomarlo, como quien intenta evocar un sueño a punto de escabullirse, pero fue inútil.

—¿Quizás se refería a perderte para siempre como mejor amiga y que volverá a borrar tu memoria para que me olvides? —dijo titubeando.

—¿En serio Alex? ¿Eso es lo que crees? —ahora quería pegarle—. Después de todo lo que ha pasado entre nosotros. De lo que acaba de pasar. —bajé un poco la voz—. Después de la forma en que me besaste... ¡¿Me vas a decir que aún quieres recuperarme solo como amiga!?

Alex me miró sorprendido. Sabía que había sido muy directa, que había dado en el clavo. Pero más asombrada quedé yo cuando de pronto alcanzó mi mano y sujetándola con fuerza, me miró con seriedad.

—Soy un idiota... Tienes razón. —musitó, a tan solo milímetros de mi rostro y mi corazón se fue a mil en cuestión de un segundo, mientras comenzaba a hiperventilar.

«¡Me va a besar! ¡Oh Dios! ¡Alex me va a besar de nuevo!»

De pronto, un sonido electrónico apenas perceptible, luces y luego bajos retumbando se colaron a través de la puerta. Retrocedimos de un salto, mientras que mi corazón se encogió al instante al ver la puerta nuevamente abierta.

No me conoces, pero soy tu mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora