Cap. 24 Nuevo hogar

4 2 0
                                    


Era un día normal, más aburrido que de costumbre, Murr se encontraba en casa tirado en el sillón sin hacer nada, su hermano, Fert se encontraba afuera, patrullando el bosque como suele hacer, en busca de algún insensato que se atreviera a entrar en el bosque. Con el tiempo Murr empieza a cerrar los ojos, y cae en un sueño profundo, en sus sueños, fuertes imágenes le vienen a la mente, imágenes de un paraíso, donde en algún tiempo el fue feliz, pero un trágico día, todo se perdió, de golpe su hermano Fert entra en la casa con una impresión en sus brazos, Murr pega un brinco del susto y le pregunta.

Murr —¿A qué se debe la prisa hermano?

Fert —¡Hermano! Encontré a esta impresión tirada en el suelo, y pensé que sería buena idea el tener visitas algún día, ¡Rápido hermano! Tenemos que limpiar la casa antes de que despierte, no querrás causar una mala impresión a nuestro invitado.

Murr sabía de la existencia de ciertas impresiones las cuales tiene la apariencia de niños de aproximadamente 10 años, pero en su memoria nunca antes avía visto a uno tan de cerca, esta impresión estaba vestida con una campera  de cuero negro, pantanos negros y una remera, sin embargo los pantalones estaban cortados justo a la altura de las rodillas, como si una trampa le hubiera cortado las piernas, a pesar de no conocerlo, su apariencia le hacía recordar algo, algo que hace mucho que murió.

Tras unas horas el "invitado" despierta atado a una silla, en frente de el una mesa redonda se encontraba llena de partes de imágenes aún chorreando sangre, los cuales estaban sobre fuentes de comida, y un plato con lo que parecía una cabeza, al otro lado de la mesa se encontraban sentados Murr y Fert.

Fert —¡Hermano al fin despertó nuestro invitado! Ahora podremos empezar a comer, ¡Buen provecho!

Tras esas palabras Fert se lanza sobre su plato comiendo las viseras de una imagen como si de espagueti se tratara, Murr no movía un solo músculo, miraba fijamente al invitado con una enorme sonrisa, al cabo de un largo tiempo incómodo, Murr le hace una pregunta.

Murr —y ... dime chico ... ¿Cómo te llamas?

??? —Mi nombre es Kad.

Fert —¡Un placer conocerte Kad! Ahora come que se va a enfriar.

Murr —y ... ¿tienes familia? ¿Amigos? ¿Algo?

Kad —No.

Murr —No eres muy hablador ... ¿Verdad?

Fert —¡No molestes a nuestro invitado hermano, eso es una falta de respeto!

Tras la "deliciosa comida", ambos hermanos se duermen en sus respectivas sillas, era la oportunidad perfecta para escapar, rápidamente se desata las cuerdas y con cuidado intenta escapar por la puerta, pero antes mira hacia atrás para ver si los hermanos se habían movido, pero ambos seguían roncando, tras verificarlo, Kad sale cerrando despacio la puerta, y al estar a unos pasos de distancia empieza a correr, ya era libre cuando de golpe, de entre la nieve sale una trampa de oso y le rebana las piernas.

Kad —¿Otra vez? —dice mientras está tirado en la nieve.

Murr —¿No te conté?, este lugar está lleno de trampas ... ¿Sabes? el irte sin despedirte es de muy mala educación jajaja.

Lo toma del brazo y lo arrastra todo el camino hacia casa, dejando un largo rastro de sangre, al llegar a casa lo arroja hacia el sótano, donde ganchos de carne colgaban del techo, pasa el tiempo y Murr y Fert torturan a Kad, sin embargo en comparación a como vivía antes, ellos mostraban más "humanidad", un día ambos hermanos se quedaron dormidos y por descuido dejaron la puerta tanto del sótano, como la de entrada abiertas, Kad rápidamente sale del sótano, pero a la hora de salir de la casa queda quieto, y tras estar viendo hacia afuera durante un tiempo, cierra la puerta y al darse la vuelta, Murr se encontraba parado detrás de él, Kad lo mira y sin decir nada camina en dirección al sótano, el cual sería su cuarto, Murr lo mira con cara extrañado durante todo el trayecto, ese día algo pasó, las torturas pasaron de ser diarias a semanales, cada día le daban más libertad y prácticamente Kad ya era considerado como parte de la familia, su cuarto poco a poco empezó a ser amueblado, ahora contaba con una cama, un escritorio donde el suele escribir y una pequeña biblioteca la cual estaba media vacía, al fin, Kad encontró un hogar.

Eres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora