Capitulo 4

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─ Maddy, Maddy, Shirak llamando a Maddy, venga despierta. Pero que golpe te pudiste dar que aún no despiertas. Maddy estoy cansada, no he podido dormir bien, abre los ojos, creo que te va ha sorprender un poco lo que vas a ver. ─ Dijo Shirak con malicia.

─ Shirak, sólo un ratito más... ─ dije con pereza, arropándome la cabeza con la sábana.

─ Maddy, ¿eres consciente de lo que pasó ayer?, ¿recuerdas lo que pasó según te golpeaste con la pared?. ─

─ ¿Qué mierdas dices Shirak?, no se ha que te refieres... sólo...sólo... déjame dormir. Un momento... ¡¡¡qué cojones estás diciendo!!!. ─ dije con voz de ultratumba. Si, me levanto fatal por las mañanas.

─ ¡Esa boca!, vamos Maddy, haz memoria y abre los ojos. ─ Dijo insistente.

Terminé por hacer caso a Shirak y abrir mis ojos poco a poco, el susto al hacerlo fue monumental, mis ojos, por poco se salen de mis cuencas, y llamarme exagerada, pero me llevé las manos a la cabeza. Esta no es mi habitación, pero que... Incorporé medio cuerpo y quité las sábanas de mi cuerpo.

─ ¿Pero qué coño...? Shirak ¿qué hago aquí y que mierda pasó?. ─ a lo que Shirak sólo se ríe. ─ Esto es demasiado, yo con un ataque de pánico y tu te ríes, muy propio de ti Shirak. ─ Parecía que acababa de tener una noche de desenfreno y alcohol y mucho más lejos de la realidad, no recordaba absolutamente nada y tenía un dolor tremendo de cabeza y para colmo, esto...

A mi lado, un chico de mi edad, con cabello castaño claro y tez clara, descansaba en un sillón color beige, justo al lado derecho de la cama donde había despertado. Las manos de aquel desconocido descansaban en su vientre, con sus manos entrelazadas, tenía la cabeza echada hacia atrás, la boca estaba ligeramente abierta dejando un hilo muy fino de babas, desde la comisura de sus labios, hasta la barbilla. Vestía de Sport e iba descalzo, me daba algo de repelús, estaba totalmente dormido, menudo alivio, pensé.

La ventana abierta y la persiana subida, facilitaba observar todo a mi alrededor, la luz entraba de manera exagerada y directa en el lugar, dando una sensación de calidez, lo que me hacía preguntarme que hora sería y cuanto había dormido.

La habitación estaba pintada en color gris y con póster de deportistas de baloncesto, ciclistas y motoristas. Si me preguntáis, ni la más remota idea de quienes eran. Había una pequeña estantería enfrente de mí, con varios trofeos, fotografías y algunos libros, justo debajo, un mueble con un televisor pequeño y un portátil cerrado. Es muy sencilla, muy ordenada y pulcra, no había nada por el medio o tirado.

─ Igualita que nuestra habitación, eh Maddy...

─ Cállate Shirak... déjame que siga con mi análisis. ─ Shirak callo de inmediato.

A mi izquierda, un armario de madera antigua con un espejo en una de sus puertas, reflejaba la imagen de aquel chico dormido en ese sillón. La cama donde me encontraba era grande, con sábanas blancas y un olor ha algún perfume varonil, que por alguna extraña razón, tanto a Shirak como a mí, nos atraía de gran manera. Según terminé con mi escáner visual, intenté recordar lo que pasó, pero sólo venían a mi mente pequeños fragmentos de la noche anterior, como corría, el olor a cerveza, lo mojada y pegajosa que estaba y una voz... después creo que me golpee.

─ Genial, nótese mi sarcasmo, apenas recuerdo nada y me duele mucho la cabeza, en especial la frente. ─

─ ¡Maddy nos golpeaste!, te diste con la pared de ladrillo de la calle principal. ─

─ Lo siento Shirak, yo creí que podría con ellos, yo...yo... ─ dije triste.

─ Sinceramente, yo también lo pensé, pero eso ahora no importa, no debes martirizarte. Nos hemos enfrentado a cosas peores. Debemos salir de aquí, ya habrá tiempo de pensar en futuras venganzas o lo que sea. No recuerdas lo que paso, ¿verdad?.─

El ser que habita en mi ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora