Capítulo 12

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Como la mañana vuelve a la vida después de una noche oscura, volví a emerger de las sombras, no era necesaria la aparición de mi nueva yo, no por ahora. Estaba dentro de casa, en mi habitación y mi madre seguía sin aparecer, y si os preguntáis si al ser de nuevo Maddy, la preocupación había regresado, la respuesta es sí y con ello, desapareció todo lo que por unos instantes me brindaron como por arte de magia. La seguridad, la fe en mi misma, la agilidad y el sentirme fuera de mí y como una jodida Diosa, se esfumo de manera trágica. Como si me pusieran delante una gran caja de bombones de chocolate y al decidir echarles mano e introducirlos en mi boca para degustarlos, me los quitaran.

─ Shirak, mamá no regresa. ¿Qué hacemos?. ─ dije con un tono de gran desesperación en mi voz.

─ Calma Maddy, no hagas un drama de todo esto. Ya aparecerá, si te quedas más tranquila, después de que te duermas yo me ocupare de todo. ─

─ Shirak, noto bastante parsimonia en tu voz, ¿acaso sabes donde está? O quizás, ¿sabes que está ocurriendo?. ─ no era normal, cuando decidimos ir a buscar a mamá, parecía igual de inquieta que yo, y ahora está tan indiferente, tan… tan normal.

─ No digas tonterías Maddy, pero ya te he dicho que te ayudare. Simplemente déjalo en mis manos. ─

Como ya era costumbre, confusión era mi único y gran sentimiento, no saber si lo que hacía, estaba bien o mal. Amaba a mi madre y si algo la ocurriera, no se que sería de mi, pero dejarlo en manos de Shirak no sabía si era lo correcto, pero desde luego era mi última opción o incluso la única. Sin embargo ese cambio en Shirak, sobre la desaparición de mi madre, hizo que mi alarma mental se encendiera.

Eran casi las once, mi padre también debería haber vuelto y tampoco había ninguna señal de él. Mañana tendría que madrugar para ir a la preparatoria y si no me dormía pronto, no habría cuerpo humano que me despertara, ni hecatombe que existiera que me levantara de la cama. ¿Pero cómo me podría dormir con todos estos pensamientos tan dispares en mi cabeza?. Primero el chico ojos océano, que dice conocerme en la puerta de mi casa, la indiferencia de los primos al verme, el psiquiatra, Maddyson, la unión de cuerpo y alma entre Shirak y yo, la desaparición de mamá y ahora que mi padre no aparece. Mi vida parece estar sacada de una película de terror, o al menos de ciencia ficción. Intenté relajarme y que mejor manera que ver la televisión, uno de esos programas de risa, o dibujos animados. Era la mejor solución momentánea que se me ocurría a mis problemas mentales o al menos, una distracción.

─ Shirak, ¿qué te parece si vemos la televisión?. ─ dije para amenizar el ambiente y ¿por qué no? para apagar de alguna manera esa alarma invisible encendida sobre mi cabeza.

─ Creo que es lo mas inteligente que has podido decir en varios días. ─

─ Ja, ja, no se si sentirme alagada o dolida. ─ con Shirak era fácil cambiar de humor. Hacía que mis preocupaciones, de alguna manera, pasarán a un segundo plano.

─ Alagada, por supuesto, que orgullosa me siento de que tus dos neuronas en estado vegetativo hayan decidido pensar en algo así. ─

─ Idiota. ─ dije a Shirak con sorna.

─ Pero me quieres. ─

Si, la quería, pero a la vez la odiaba, que intrincadas y tortuosas emociones, ¿verdad?. No se lo dije, no hacía falta, entre nosotras siempre estaba esa rara comunicación no verbal, una extraña conexión que sin hablarnos lo decíamos todo, nos entendíamos. Parecíamos un matrimonio que llevaban juntos cincuenta años. Sabía que el sentimiento entre nosotras era mutuo, amor, odio.

Intentando dejar todo a un lado, bajé al comedor y busqué el mando a distancia. Estaba en la repisa, encima de la chimenea, se veía de inmediato según bajabas las escaleras para llegar a la planta baja, lo agarré y di al gran botón rojo para encenderla. Quité mis zapatillas y me tumbé en el cómodo sofá. Comencé a zapear, buscando algo interesante que ver, algo que me proporcionará el sumergirme en algo interesante que me hiciera olvidar por unos minutos o horas, el cacao que tenía en mi cerebro. De alguna manera intentaba hacer tiempo despierta, para ver a mi madre o mi padre entrar por esa puerta.

Después de pasar unos cuantos canales, en los que tan sólo emitían la tele tienda y tertulias del corazón, al final encontré una película, que a primera vista me pareció interesante. No llevaba mucho tiempo empezada. Trataba de una chica que corría de un extraño acosador, con diversas fotos de ella en su coche, era como un flashback, realmente se la veía muy asustada y como era normal en este tipo de películas, la muchacha en vez de llamar a la policía, se cobraba la justicia por su mano intentando averiguar quién era él, volviéndose ella la acosadora, dando un giro radical, un giro de trescientos sesenta grados a la película, tanto, que realmente no sabías quién era quién, quien iba a hacer daño al otro o quien era el acosador. Menuda paranoia, pensaba. Este tipo de películas eran las que me gustaba.
El tiempo pasaba y la película estaba por terminar, ¿el desenlace? Era la chica la que le acosaba a él. El flashback del principio, era una alucinación de la muchacha. Ella es su compañera de trabajo y se obsesiona con él, enamorándose de manera enfermiza. Quiere matar a la mujer e hijos del joven para finalmente quedarse con él. De un momento a otro la emisión de la película se corta, jodiéndome el final, dejándome a la expectativa, sin saber si la policía logra capturarla, dando paso a un informativo especial. Lo que me hace levantarme del sofá y quedar sentada en él. Era la misma reportera de la última vez y supe casi por instinto que aquello me iba a interesar.

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Beatrice Walling informándoles desde Cassel, se acaba de filtrar a la prensa por un informante anónimo, el nombre de los tres jóvenes encontrados sin vida en el lago, eran residentes y vecinos del lugar. Sus nombres eran; Erick Those, Wendy Hamilton y Mike Edson. Los agentes de la autoridad designados a este caso buscan sin descanso testigos y pruebas que puedan revelar algo sobre este espeluznante caso, en un pueblo tan aparentemente tranquilo. Un pequeño haz de luz parece que brilla en el mencionado caso, ya que han podido encontrar restos de ADN entre las uñas de dos de las víctimas, esclareciendo síntomas de defensa en los fallecidos. George Orwell asignado como el encargado del caso y jefe del departamento de la policia, ha mostrado indignación sobre esta información filtrada, aunque no ha querido desmentir nada. Hoy a primera hora de la mañana en este mismo canal, dio una rueda de prensa hablando sobre esto y sus palabras han sido, “es cuestión de tiempo que se encuentre al asesino o asesinos, ya que dicho crimen tan atroz requiere de mucha fuerza para trasladar los tres cadáveres”, arrojando una gran pista. También ha podido confirmar la causa de la muerte, estrangulamiento. Se cree que las cuerdas han sido utilizadas para el traslado de los cuerpos y sin poder dar más datos a conocer ya que permanece en secreto de sumario, terminó diciendo que confiáramos en la policía y en su experiencia y dando un aviso a la prensa, con tono amenazante, el cual decía no dificultar la investigación con más datos e información sin corroborar o confirmar, se despedía, dejándonos con muchas preguntas.
Y hasta aquí Beatrice Walling se despide de ustedes, prometiéndoles más noticias y novedades sobre este caso.

─ Joder, ¿has escuchado eso Shirak?. ─

Sólo silencio…

─ ¿Shirak?. ─

Que extraño, Shirak se ha dormido, en fin, estaría cansada, hoy ha sido un día muy movido para las dos, es normal que tuviera sueño. Sin embargo, pese al cansancio que tenía todo mi cuerpo, mi mente no paraba de trabajar pensando en teorías absurdas o quizás, no tanto. Por que, ¿Y si hay un asesino suelto en este pueblo? ¿ Y si ese asesino ha atrapado a mamá? ¿Y papá? ¿Por qué aún no ha vuelto?. Es la una de la madrugada y aún no hay señales de ninguno de ellos, Shirak estaba dormida y yo, bueno, más bien mi cabeza no paraba de formular diversos sucesos al cual más inquietante. Estaba muy cansada, necesitaba dormir urgentemente, pero con esta situación, ¿ quién podía?. Decidí levantarme y dando vueltas de un lado a otro del comedor, rugiéndome las tripas, avisándome de que no había ingerido nada desde ha saber cuando, me convencí que lo mejor sería ir a la policía y avisar sobre todo esto. Y así lo hice, de nuevo me calce y me dirigí al recibidor para coger mi chaqueta y las llaves, convencida de ir ha comisaría. Hasta que de nuevo, esa voz irrumpió bulliciosamente en mi cabeza.

─ ¿Se puede saber que haces?. ─

El ser que habita en mi ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora