¿Recuerdas?

1K 61 10
                                    

Disclaimer: Todo lo que escriba no me pertenece. Los personajes son del mundo de J.K Rowling. Todo es sin ánimo de lucro.

N/A: Constará de cinco capítulos para el reto del foro "Drinny/Dranny: ¡el mejor amor prohibido!" Así que espero que os guste y que disfrutéis.

...

Aquella noche hacía frío. Hacía tanto frío que se le estaban congelando los pies.

—¡Wendy! —gritó hacia su teléfono móvil—. ¿Me oyes?

Todas las noches lo mismo, en el mismo sitio y a la misma hora. Y cuando quería decir eso, quería decir  todas las noches en la misma parada de autobús y a las once y media. Ginny agitó entonces el móvil como si fuera una coctelera y miró a su alrededor. La parada del autobús donde se encontraba estaba desierta, a excepción de un vagabundo sentado bajo la marquesina que parecía dormir ajeno totalmente a sus problemas tecnológicos, así que volvió a gritar. Estaba muerta de frío y desesperada.

—¡Wendy! ¡Wen!

«¿Dónde está el maldito autobús?» pensaba, mientras presionaba todos los botones a la vez «¿y qué le pasa a este condenado cacharro, que nunca funciona?».

Ginny, aunque no supiese aún que ese era su nombre, había empezado tener aversión hacia toda maquinaria que no pudiese manejar desde que salió del hospital dos años atrás, en Dinamarca. Herida, ensangrentada y a punto de perder un pulmón, la encontraron en la habitación de un hotel cerca del puerto de una ciudad costera y desde que se marchó de allí, había vivido sola en un pisito a las afueras de Moscú. No obstante, ni siquiera llevaba seis meses residiendo allí, porque los demás los había pasado en Blokhus, Dinamarca, esperando a que algún familiar la reclamase...ya que Ginny no tenía ni un solo recuerdo almacenado en su memoria.

Nadie la pudo ayudar. No recordaba su nombre, ni su apellido, ni siquiera a sus amigos o a sus familiares. No constaba en ninguna base de datos ni tenía historial clínico, y por si fuera poco, trajo de cabeza durante mucho tiempo a medio departamento de la policía. Parecía imposible que a esas alturas del siglo XXI una persona fuera totalmente una desconocida es cuestión de burocracia, pero ella era un claro ejemplo viviente de aquella singularidad.

Cuando Ginny miraba hacia atrás, hacia aquellos angustiosos doce meses que pasó en Blokhus, era como si una barra caliente le aprisionara el estómago. Días y días de incertidumbres, de soledad, intentando curar sus heridas tantos internas como externas en una carrera que de antemano sabía que no la llevaría a nada; hasta que un día, tan normal como lo era la nieve en Moscú, decidió que aquella situación no podía alargarse más. Tomó sus maletas y viajó, viajó muchísimo, sin rumbo fijo y sin quedarse más de dos o tres día en cada destino, hasta que aterrizó allí casi por casualidad, encontró un trabajo y se instaló. Como la cosa más normal del mundo. Como lo único que podía hacer teniendo en cuenta que estaba irremediablemente sola.

Y ahora se encontraba allí, en medio de ninguna parte, marcando en ese maldito cachivache el número privado de la única amiga que tenía porque a veces sentía la necesidad imperiosa de sentirse conectada a otra persona, aunque solo fuese para charlar.

—¿Hola? —probó de nuevo, sin muchas esperanzas—. ¿Puedes oírme? ¿Ho...? ¡Oh, menos mal! —exclamó emocionada cuando por fin escuchó el sonido innegable de la línea abierta—. Llevo intentando hablar contigo desde hace diez minutos.

Una voz distorsionada y metálica emergió del altavoz:

—¿Eres tú, nena? ¡No te oigo!

—¿Y ahora?

Rusia, mon amour [DracoxGinny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora