Capítulo II

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¿Qué es lo peor de salir con una boxeadora? Exacto. Que a la primera discusión te va a noquear... O eso dicen, pero es mejor no hacerlas enojar solo por precaución.

Hermione estaba esperando en el techo de esa mansión, había amordazado al hombre, además de que lo había golpeado alrededor de unas siete veces cada vez que despertaba. No le iba a dar la oportunidad de defenderse ya que a sus ojos no era más que un secuestrador. Le daba igual si era el presidente de China, lo seguiría viendo como un maldito secuestrador y no iba a romantizar esa absurda situación.

Era las cuatro de la mañana, temblaba por el frío que se calaba en lo más profundo de su ser, para su mala suerte la mansión estaba lejos de la ciudad por lo que no podía ver nada alrededor por la ausencia de luces para terminar de rematar le dolía la cabeza.

Empezó a vislumbrar el helicóptero, además de que las hélices hacían un ruido molesto. Se colocó los audífonos. Liberian Girl de Michael Jackson empezó a sonar y ella tarareaba. Este hombre sabe cómo relajarme.

Del helicóptero cayó una escalera de cuerdas, así que de mala gana lo tomó y empezó a subir. Una vez dentro vislumbró al hermano mayor de Luna.

— Mione. — el hombre se le lanzó encima antes de que pudiera esquivarlo o darle un puñetazo por invadir su espacio personal — Me tenías preocupado, día y noche no he podido dormir solo por pensar en ti.

Mientes.

Aquel hombre era Cormac Lovegood, un hombre completamente opuesto a su hermana en cuestión de valores, él era el tipo que le exigía dejar el boxeo y volver a actuar como la heredera de sus padres. Un ex novio que resultó ser más prepotente que Trump.

Hermione se separó de él con un puntapié. — Cormac... No me gusta que me toques. Acabo de salir del lugar donde estuve al parecer cautiva una semana.

El rubio se tocó la mejilla, la tenía húmeda. — ¿te estás desangrando? — preguntó cuándo vio el líquido rojo entre sus dedos.

Me revisé hace unas horas y no había nada de nada. Pensó.

— Voy a revisarte. — Cormac era su médico personal. La tomó, la recostó en sus piernas para revisarle la garganta. — ¿Te mordió un vampiro? Tienes un par de agujeros aquí. — acaricio su garganta. — parece que estuvieron experimentando contigo.

Aquello fue demasiado, no podía con tanta carga, no recordaba tal cosa. Su vida estaba cambiando, era como estar en una película de terror, su mundo estaba cambiando y se convertía en algo espeluznante. Maldito idiota.

~°°~

Ocho horas más tarde se encontraba en una camilla de hospital con varios tubos y cánulas. Le dolía el cuerpo inmensamente, todo lo veía blanco y dolía el siquiera intentar mover su cuello.

Luna estaba junto a ella observando con sus grandes anteojos su portátil que tenía en las manos, parecía estar ensimismada en aquella máquina puesto que estaba buscando información y Hermione simplemente se quedó observándola no podía hablar por el dolor de su garganta y apenas podía mover los ojos.

Cormac entró vestido con una bata blanca como el médico que era, se quedó mirándola y negó con la cabeza como si tuviera una mala noticia.

— No sé qué sucedió —dijo y en miró a Hermione — es como si un nuevo gen hubiera entrado en ella y su ADN ha sido modificado de cierta manera no sabemos que reacción o consecuencias puedan estar ocurriendo dentro de ella hasta que mejore su condición física o siga entrenando.

— ¿Crees que los vampiros existen? — Preguntó Luna y luego miró a Hermione a los ojos — he estado investigando y al parecer el chico escocés que te ha secuestrado es nada nada más y nada menos que Draco Malfoy. Se dice que cree que es un vampiro, eso va contra la lógica de alguna persona escéptica, pero si crees en mitos y cuentos como yo pues simplemente Hermione ha sido mordida por un vampiro y creo que ahora va a convertirse en murciélago ¡es algo emocionante!

Cormac puso los ojos en blanco, su hermana siempre salía con cada tontería y cosas frikis. Todo tipo de idioteces y tonterías que cuestionaban a la lógica de las cosas porque obviamente ningún tipo de vampiro existía. La respuesta era que habían experimentado con Hermione, aunque claro en los exámenes había salido negativo a cualquier tipo de uso de drogas.

— Lo mejor será que Hermione repose— habló en tono autoritario— tiene que descansar no puede prestar atención a esas estúpidas ideas que le metes, suficiente tiene con que le hayas dado algún tipo de droga en el jugo de naranja. Es claro que estuvo alucinando con que un chico la secuestró y la llevó por los cielos. Cuando simplemente pudo haber sido atacada por unos secuestradores que rompieron su puerta y terminó en Escocia.

Luna miró enojada su hermano, siempre, siempre y siempre mil veces siempre hacia así ese tipo de comentarios para herirla. Jamás entendería Hermione, nunca le daría la mano, aunque todo hubiese sido una alucinación, él no debería actuar de esa manera tan estúpida y fría. Debería consolarla y ayudarla. Por ser todo lo contrario Hermione terminó con él y ella siguió siendo su mejor amiga porque le dio valor para cumplir sus metas y sus sueños.

— No le no le di ningún tipo de droga a mi amiga, yo jamás haría eso porque yo la quiero y la valoro.... no como tú que eres un grandísimo tonto, hermano, tú desperdiciaste los sentimientos que Hermione tenía por ti obligándola a tratar de cumplir tus sueños, ella nunca quiso ser la heredera de aquel centro comercial, ella nunca quiso tomar las riendas de ese lugar. Pero tú solamente ves tus intereses. Tú solo querías terminar siendo el esposo de Hermione, tener un hijo con ella para así tomar las riendas del centro comercial ¿verdad?

Cormac sonrío —desde luego hermana siempre quise eso y Hermione lo supo desde el principio. Siempre ha estado al corriente mis intenciones ¿porque crees que sigo siendo su médico y no su novio? — miró a la boxeadora que la veía los ojos —por esa razón es que terminamos porque sabe que yo jamás podré darle el amor que necesita.

Theodore ingresó, rápidamente se acercó hasta la cama y tomó la mano derecha de Hermione, aquella mano era suave y tibia. — Ya envié un informe a la prensa, he dicho que habías sido secuestrada, pero que ya estás de regreso.

— ¿tú me creerías si te digo que Hermione ha sido mordida por un vampiro? —Luna dio un suspiro cansado, ya que Theo la veía como si estuviera loca. — Olvídalo.


Estados Unidos, California
Una semana antes Halloween, 2020

Un año transcurrió desde aquel suceso, desde aquel secuestro. El cambio en el ADN había hecho que Hermione fuera mucho más ágil en cuanto a dar golpes, en cuanto al deporte practicaba Taekwondo, Kung Fu y Karate. Su desempeño era perfecto.

Hermione sentía que hacía trampa, le dolía no poder hacerlo por sí sola, sin aquella mutación en su ADN. Deseaba diez billones de veces ser una mujer normal.

Estaba en su gimnasio, acababa de salir de la ducha por lo que empezó a cepillarse los dientes frente al espejo. Al hacerlo notó que sus dientes, los caminos empezaron a crecer puntiagudos y filosos, se enjuagó la boca rápidamente —parezco un vampiro. — sí que Parecía un vampiro. ¡Luna tenía razón! toda aquella situación le resultaba espeluznante. Se sentía asustada. Trató de romperse los dientes, pero eran tan fuertes que terminaron doliéndole las encías. ¡Ni siquiera me puedo dejar chimuela!

Asustada salió del baño cubriéndose la boca con la mano, al estar fuera vio a un chico en su gimnasio que estaba alzando unas pesas de 200 kg como si se tratara de un par de cojines.

Secuestrador de... No se me ocurre un insulto adecuado para ese maldito.

Era aquel hombre que la había secuestrado sus ojos grises, su piel pálida y su cabello platinado. Estaba sudoroso, él dejó las pesas a un lado y la miró —Ya estás lista cariño. He venido por ti.

¿Por mí? Un puñetazo para el estúpido. 

Thriller ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora