Capítulo III

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—Ya estás lista cariño. He venido por ti.

¿Por mí? Un puñetazo para el estúpido. Hermione rodó los ojos al oírle. Definitivamente ese hombre parecía un loco.

— ¿en lugar de decir tonterías? ¿Por qué no actúas de manera normal? — soltó de manera sarcástica. No puede, es un vampiro

Draco sólo sonrió mientras veía los colmillos en la boca de la castaña. — El día más normal para mí es Halloween.

Si, era claro que el estúpido seguiría actuando como un bicho raro.

Ella se acercó a él. —Yo te he visto antes, cuando era estudiante en Cambridge. — lo rodeó, quería ver cómo podría noquearlo y sacarle toda la información sobre vampiros. — No dijiste nada cuando nos veíamos en algunas clases, es más Luna me lo recordó. ¿Por qué me molestas ahora qué hago lo que me gusta?

— eres libre y me gustan tus alas. — Draco le sonrió mientras se encogió de hombros. — Antes eras esclava de tus responsabilidades como heredera.

Soltó una risa sardónica — Estás mintiendo.

— Me gustan las mujeres rudas. Me has golpeado, algo que nadie ha hecho. — en los ojos del Superman rubio la veían con lujuria. — Acércate y te romperé el cuello.

Era estúpido si creía que le dejaría tocarla.

Él la ignoró largamente— ¿Qué opinas de ser vampiro?

— Detesto no poder salir al mediodía en verano o cualquier día caluroso, siento que me derrito. Odio no ser normal. —se lamentó Hermione alzando una de las pesas de 100 kilos, como si fuera una pluma. — siento que hago trampa en las peleas, deseo ser normal.

Draco Malfoy empezó a reír fuertemente. — Eres divertida, aunque claro tu madre no te dijo nada sobre tu condición, es normal que reacciones así, yo lo hice.

Hermione le miró sin comprender. ¿Acaso ese idiota sabía algo que ella no? Razona Hermione, acaba de decir que mamá es una vampiresa chupasangre.

— Cuando te mordí hice qué tu sangre despertará, no te pasé ningún gen de vampiro si eso piensas. — Draco empezó a flotar, o bueno se sentó en el aire.

— ¿estás diciendo que yo? — Ella señaló sus colmillos — tenía esto en mi antes de que... Eso explica muchas cosas, siempre me gustaron los deportes extremos.

el rubio asintió con la cabeza. — ¿Tu madre es de Inglaterra cierto?

Sí. Su madre era inglesa, sabía la historia de memoria, Jean Windsor de tan sólo 20 años iba caminando por el puente Westminster Bridge cuando un joven americano le preguntó si sabía dónde estaba un grupo de turistas ya que se había perdido. Pero en ninguna parte hablaba de vampiros.

— Sí.

— Es una Windsor, una mujer que tiene poder y dinero, no entiendo por qué renunció a su título real, bueno ciertamente jamás hubiera heredado la corona, pero podría haber tenido un pequeño castillo. — Draco se perdió en sus pensamientos mientras flotaba y daba vueltas en el aire.

— Dijo que estaba enamorada de papá y papá no es pobre. — Lo decía por todo lo que poseía y sería de ella en un futuro.

— ¿Has notado que tu madre parece no envejecer? — Claro que lo había notado, parecía una mujer de cuarenta años cuando en realidad tenía 55.

— No vas a convencerme con esas ideas, yo soy una mujer escéptica. — Hermione lo miró a los ojos grises. — Ahora dime cómo puedo deshacerme de los colmillos.

Draco suspiró. — piensa en tu dentadura normal, imagina que no los tienes. Cuando estés nerviosa o enojada crecerán sin más.

Sí, funcionó apenas pensó en lo que él le dijo.

— Me voy a casa a descansar, en la noche tengo una cena y no es de negocios. — Tomó una mochila y sacó su teléfono, quería escuchar algo de música mientras trotaba a casa. — ¿ya te vas? Tengo que cerrar el gimnasio.

— ¿estás de broma? — preguntó el rubio, la veía con incredulidad. — ¿No me vas a agradecer?

Hermione roló los ojos, era incansable — Gracias, ¿Ya te vas?

— No, he venido a quedarme. — respondió Draco.

— Suerte visitando Estados Unidos. — Dicho eso lo tomó de un brazo, él seguía flotando así que fue fácil sacarlo del establecimiento.

Una vez fuera Hermione se puso los audífonos, You Are Not Alone de Michael Jackson empezó a sonar. Sí, no quería sentirse sola en su casa, Vivía en Los Olivos una pequeña población de no más de 900 personas, que quedaba en California. Su casa quedaba a unas cuadras de su Gimnasio, también su casa quedaba a 15 minutos del Rancho Neverland del que en vida había sido dueño Michael Jackson.

No estás sola, Yo estoy aquí contigo, Aunque estamos lejos, Tú estás siempre en mi corazón, No estás sola.

Le gustaba esa canción, una hermosa balada que la hacía calmarse cuando tenía problemas o como hoy qué le habían salido colmillos. Sintió sus audífonos le eran arrancados de un tirón.

—¡ladrón! — Gritó Hermione y dio un puñetazo al aire.

— Casi. — El Superman rubio tenía su teléfono en las manos. — Tienes un buen gancho derecho. Podrías matarme si yo pudiera morir.

Hermione suspiró cansada— dame mi teléfono, no quiero jugar a la dama indefensa y al loco que muerde chicas inocentes.

Secuestrador idiota.

— Solo te mordí a ti. — Dijo Draco mirándola a los ojos.

— ¿Por qué te molestas en seguirme? — preguntó Hermione, ya le había dicho que para despertarla o algo así, pero quería saber más.

— por qué me gustas.

Los ojos de Hermione se abrieron con sorpresa. Vaya que ese hombre estaba loco apenas se habían visto unas tres veces (sin contar lo de Cambridge). Se acercó a él dando tres pasos. — y tú a mí. — Cuando Draco dio un paso hacia ella para acortar la distancia, le arrebató su amado teléfono y salió corriendo como una ladrona — ¡Eso fue fácil!

Draco se quedó mirando hacia donde la mujer huía, engañado y burlado era como se sentía. ¿Con que Hermione quería jugar? Bien, jugaría con ella y le enseñaría quien manda. Empezó a caminar en dirección a la casa de la boxeadora. — Corre todo lo que quieras, yo te encontraré.

Thriller ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora