strawberry cheeks

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El sol pegando a la ventana de la habitación de Guanlin le indicaba que ya había amanecido. Había faltado varios días al Instituto puesto que aún necesitaba recuperarse, pero eso no le impediría que siguiese con sus planes.

La caja de almuerzo que había comprado ahora era color café con leche, y por supuesto, también contenía stickers de Rilakkuma esparcidos por todas partes. Ese día se había levantado optimista, así que, de nueva cuenta, puso las pequeñas iniciales del remitente en una pequeña notita que con sumo cuidado se encargó de pegar.

Salió de su edificio como normalmente lo hacía, sólo había un pequeño detalle que hacía las cosas diferentes. Una bicicleta que él bien conocía se encontraba estacionada justo delante de la suya, había alguien sentado sobre ella que movía el pedal con cierta insistencia, como si estuviese nervioso. Al levantar la mirada, se llevó rápidamente la bolsa negra donde guardaba lo que anteriormente había preparado, a la espalda. Trató de dar la media vuelta para volver a entrar a su edificio, pero no pudo dar más de dos pasos antes de que escuchara la voz detrás de su espalda.

-"Linli- digo, Guanlin. ¿No irás al Instituto hoy?"

-"Oh, si iré sólo que olvidé... ¡mis llaves! eso, olvidé mis llaves."

Jihoon bajó la mirada nuevamente, y volviendo a mover el pedal repetidamente, suspiró juntando el valor suficiente para ofrecerle acompañarlo.

-"Podría darte un aventón, y no llegarías tarde. Al regreso... podemos buscar tus llaves."

Ante eso, Guanlin no reaccionó. Parecía como si de repente, todos sus pensamientos hubiesen quedado estancados, no sabía si estaba sorprendido o confundido, o si de nuevo, estaba soñando. Todo era muy bueno para poder ser verdad.

Vamos, Lai, es tu oportunidad, contestale algo.

-"Emm puedo utilizar mi bicicleta, no hay ningún problema."

Guanlin intentó subirse a su bicicleta de una manera descaradamente torpe, se sentía patético al estar tan nervioso, pero eso ocurría, y no se dio cuenta de cuando las hojas del apenas iniciado otoño hicieron que su pie resbalara. Se quedó esperando el golpe, hasta que sintió como algo abrazó su cintura y escuchó el rechinar de la bicicleta de Jihoon.

Oh no, esto es estar demasiado cerca.

Todas las alarmas de alerta en la cabeza del chico se encendieron, su cara comenzó a tinturearse de rojo una vez que se percató de los escasos 10 centímetros que los separaban. Qué estaba sucediendo ese día.

-"Sube atrás, está bien. Pero hazlo con cuidado.

Con las manos aún temblorosas, Guanlin tomó asiento en la parte trasera de la bicicleta, aún con la bolsita y la caja de almuerzo que por todo lo ocurrido había olvidado. Dudaba en tomar a su amigo de la cintura, pero éste, sabiendo lo que pensaba el chico, tomó sus dos manos y las entrelazó sobre su estómago. Al hacerlo, Guanlin notó lo inquieto y acelerado que el corazón de Jihoon estaba.

Al parecer, tú no eres el único nervioso aquí.

El apenas entrado sol hacía más cálida la mañana, el pasar de los arbustos y el canto de alguno que otro pajarito hacían de esa escena lo más romántico y patético que alguna vez Guanlin se hubiera imaginado. Tenía ganas de recargar su cabeza contra la espalda de Jihoon y cerrar los ojos. Pero seguía siendo tan cursi para siquiera ser verdad.

El Instituto de ambos no quedaba muy lejos, pero a ambos se les había pasado el tiempo tan rápido y a la vez les había parecido una eternidad. Al estar a pocos pasos de la entrada, la bicicleta emitió un chirrido que sacó a Guanlin del trance en el que estaba y que dejó helado a Jihoon. Ninguno sabía qué hacer o qué decir, el menor bajó lo más rápido que pudo de la bicicleta recordando lo que tenía que hacer.

Sweet as you; PanwinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora