Megan Everdeen

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Odiaba el sonido del despertador, era la cosa mas insoportable del mundo, y mas cuando se era una persona tan perezosa como yo. Hoy era 1 de julio, el día que empezaban mis vacaciones ya que había estado trabajando en una cafetería durante el comienzo del verano para ganarme algo de dinero, pero no iba a ser un comienzo agradable, ya que mis padres no habían tenido otra mejor idea que mandarnos a mi hermana y a mi a un estúpido campamento en California. Amaba California, sus playas y el sol, pero siempre he sido una persona de costumbres y estar tanto tiempo fuera de mi casa no me hacia nada de gracia, aunque fuera con mi hermana. 

Volviendo al tema, había puesto el despertador temprano para que me diera tiempo a ducharme y a hacer la maleta ya que soy horrible organizándome y ni siquiera la había empezado.

-Buenos días Megan- saludó simpática como siempre Thais, ella a parte de mi hermana menor era mi mejor amiga, siempre que hacia algo contaba con ella para su opinión, aunque somos completamente diferentes. Ella es adorable, graciosa y siempre tiene una sonrisa en la cara, yo en cambio soy bastante fría, también puedo ser simpática aunque tengo muy mala leche, sobre todo por las mañanas

-Hey pequeña, ¿Has echo la maleta?- Dije con una sonrisa en la cara mientras cogía una manzana y le tiraba la otra a Thais, ella abrió mucho los ojos y mordió la manzana

-Eh.. Si, claro, la hice anoche- Dijo- solo voy a repasar unas cositas

Y fue corriendo para arriba, yo sonreí, sabia perfectamente que no la había empezado, al igual que yo. Al fin y al cabo no eramos tan diferentes. 

Tras un viaje que pasé completamente dormida, al fin llegamos al campamento Green Land, era enorme, tenía al menos ochenta cabañas y estaba rodeado de árboles. Nuestros padres nos despidieron y fuimos a recepción a preguntar en que cabaña estaríamos, por desgracia nos teníamos que poner separadas por la diferencia de edad, ya empezábamos mal. Me dieron un mapa y me dedique durante 10 minutos a arrastrar la maleta buscando mi cabaña. Me había fijado que había bastantes chicos más o menos de mi edad por el camping, algunos eran bastante guapos, sobre todo me había fijado en un moreno alto de ojos azules, algo pálido de piel, al que me había quedado mirando embobada. Por fin encontré mi cabaña y entré, me sorprendió ver que en vez de chicas había 2 chicos dentro, sentados en la cama que me miraban extrañados

-Ems..Hola...-Dije algo tímida. Uno de ellos sonrió divertido haciendo que yo le pusiera mala cara, se levanto y se acercó quizás demasiado a mi nariz, cogiendo mi mapa con toda la confianza del mundo

-Eh guapa, te has equivocado de lado, este es el lado masculino y me parece a mi que tendrás que ir al femenino- Dijo con tono arrogante causando la risa de su amigo, me molestó bastante, ya he dicho que tengo muy mala leche. Le arranque el mapa de las manos y me di la vuelta para salir

-Perdonad- que tuviera mala lecha no significa que no fuera educada

-¿Ni siquiera me vas a decir tu nombre?- Le oí decir desde lejos, aunque yo ya me había marchado, necesitaba un cigarro. Al final logré encontrar mi cabaña pero cuando entré estaba vacía, ya habían cogido varias camas lo que significaba que obviamente no estaría sola, espero que las chicas con las que me toque dormir sean simpáticas.

•Once problemas,once soluciones•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora