Lya Stark

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-¿No estás nerviosa? -dice Nina, llena de alegría mirando a todos los lados.

-Pues no -tiro de mi maleta, con mala gana.

-Venga, seguro que te lo pasas genial al final -se adelanta a mis pasos y entra deprisa mientras yo me quedo aún más rezagada.

Nina lleva dandome la murga de venir a este campamento desde que el curso escolar comenzo y he acabado aquí, sin quererlo ni beberlo. Observo como mi gemela se adentra por la puerta mientras yo me quedo mirando al parking donde solo hay un par de coches caros.

"Aquí no hay nadie" me repito en la cabeza antes de tirar de mi maleta.

¿Qué es lo más fuerte que me puedo encontrar aquí dentro? Un par de niñatos engreidos que piensan con su organo reproductor y las tipicas niñas pijas que no dejan de tocar las narices, y eso en los mejores casos. Únicamente pido tener unas compañeras decentes de habitación y alejarme, lo más posible, de mi hermana, ya estoy harta de estar bajo la sombra de la maravillosa Nina Stark, al final cansa que solo te reconozcan por ser la hermana de tal y digan que somos iguales en físico pero en mentalidad no, aunque también me gana en eso, no nos mintamos.

Tan concentrada iba en mis pensamientos que tropece con un chico haciendo que casí me caiga y él acabe con las manos arriba, enseñando las palmas hacia donde estoy y mirando de arriba a abajo.

-Ten mas cuidado...

-Lo siento -repito varias veces nerviosa, agarrando un mechón castaño y colocandomelo detrás de la oreja.

Me paro un segundo a observar al chico. es moreno, con la mirada oculta tras unas gafas de sol y con una bonita sonrisa en la cara. Lleva una camisa con los dos primeros botones desabrochados, dejando a la vista un poco de su torso, unas bermudas negras y unas vans. Es realmente guapo.

Él no para de observarme, cosa que me hace sentir intimidada, pero luego me doy cuenta que está mirando hacia mi escote... descarado. Abro mucho los ojos y me lo cubro con el ante brazo.

-Bueno, yo me voy -señalo nerviosa hacia la esquina donde mi hermana está mirando su móvil.

-Ya nos veremos, esto no es muy grande -se baja las gafas y me giña un ojo.

-Si, si.

Agarro mi maleta y me muevo rápidamente hasta mi hermana. Ella esboza una sonrisa y se mueve, ya que mi cuerpo le tapa las vistas.

-¿Ya haciendo amigos?

-No, me he chocado con él -dejo la maleta al lado de la suya y me siento en el suelo.

-Parece simpático, como sus amigos -señala disimuladamente al único grupo de chicos que hay, son unos diez o once, no llego a contarlos bien.

-No sé -me encojo de hombros.

-Ya veras, Lya -dice entusiasmada y se gira para mirarme- me da a mí que va ha ser el verano de nuestras vidas -pone las manos en mi muslo y lo agita- tengo muy buenas vibraciones.

Me limito a asentir aunque yo pienso lo contrario, seguro que no lo voy a poder pasar peor.

•Once problemas,once soluciones•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora