Capitulo 2

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—Espero Jade, que no estés guardando esperanzas en ese puro corazón tuyo—Sabia que las palabras de Zafira eran utilizadas para provocarme y ellas habían salido con burla—Schneider es mío.

Se alejó de mí mientras caminaba con seguridad hacia su padre, el cual parecía tener tatuada esa sonrisa socarrona en sus labios, levante levemente el abaya mientras me encaminaba a la entrada, era largo por lo que me costaba seguirle el paso.

Las enormes puertas del palacio se abrieron ante del empuje de los sirvientes, que apresurados habían corrido a abrirlas, mi padre me lanzo una última mirada, cerciorándose de que ningún trozo de piel, como él lo llamaba, quedara a la vista. Karim, era un lindo nombre, no había podido investigar mucho en los dos días anticipados a su llegada, así que estaba intrigada.

A lo lejos observe una caravana, camionetas blancas entraron por el portón de máxima seguridad mientras yo retorcía mis dedos, nerviosa.

—Recuerda lo que te dije Jade, solo estarás para darle la bienvenida para no ser descortés con nuestro invitado, después volverás a tu habitación como te he ordenado—Asentí, nunca había desafiado a mi padre ni pensaba hacerlo ahora.

—Si padre—Zafira ahogo una sonrisilla mientras mis ojos color verdes la aniquilaban, si matar no fuera pecado según las leyes, sin duda ya la hubiera asesinado, ella era la única capaz de hacerme tener esos deseos tan sádicos, toda la vida me había martirizado, tuve que soportarla desde que tengo memoria, ambas no podíamos estar juntas, éramos agua y aceite.

Sentí mi rostro arder, una clara señal de que estaba nerviosa, la camioneta principal se detuvo justo frente a nosotros, muchos hombres bajaron de sus autos portando trajes negros y armas a sus costados, supongo que así se vestían los guardias de seguridad en occidente, la puerta de la enorme camioneta se abrió ante mis ojos dejando ver unos lustrados zapatos color negros, mi vista subió lentamente hasta llegar a un traje hecho correctamente a medida y una mirada grisácea que me dejo helada.

¡Por Alá!

Nunca en mi vida había visto a un hombre con semejante porte, cada poro de su piel emanaba autoridad y respeto, sus facciones eran perfiladas y su claro cabello fue lo que más me sorprendió, no había nada árabe en aquel hombre, todo lo contrario.

Piel blanca como porcelana.

Cabello rubio muy claro.

Ojos grises.

Y una gran altura.

Era un hombre atractivo, muy atractivo, desvié la mirada para observar a Zafira estaba igual o peor que yo, su mirada parecía estar analizando cada parte de la anatomía del alemán, solo que ella no parecía tener ningún descaro, todo lo contrario lo observaba sin ninguna clase de pudor.

Si me pidieran describir al hombre que tenía enfrente con una palabra seria sin dudarlo: Imponente.

Mi padre camino en su dirección acompañado de Alí quien parecía pensativo, no tenía idea si conocía al alemán con anterioridad, los observe saludarse con un apretón mientras cruzaban algunas palabras que desde mi lugar no pude escuchar.

—Ahora que lo conozco, menos que nunca lo dejare ir—Zafira sonrió mientras seguía observándolo—Es el hombre más atractivo que he visto en mi vida, incluso más que Mohamed a pesar de que también es lindo, me gusta—Sabia a lo que se refería cuando decía las palabras "Me gusta", Zafira no descansaba a hasta obtener lo que le gustaba o más bien obsesionaba, cosa que complicaba más las cosas para mí.

—Karim déjame presentarte a mi hija Jade y mi sobrina Zafira—Sus ojos grises me miraron por unos momentos, los segundos suficientes para hacerme temblar ante su penetrante mirada, a pesar de que lo único que estaba visible eran mis ojos el parecía traspasar cualquier barrera haciéndome sentir expuesta, cosa que jamás me había pasado.

—Un placer señoritas Saadi—Su voz, su voz era acompañada de un melódico acento, un tono autoritario y demandante, si, sin duda alguna era un hombre que causaba muchas emociones.

El contacto no fue demasiado, eso por no decir que fue inexistente, en la religión árabe ninguna mujer podía llevar descubierto el cabello ante ningún hombre que no fuera de su familia, ni ser tocada por ninguno pues eso podía llegar a mal interpretarse.

Cuando entramos al palacio mi padre me dedico una mirada dándome a entender que era momento de cumplir su orden y marcharme, pero mis acciones fueron detenidas por la imponente voz de Karim.

—No quiero ser demasiado directo pero soy un hombre que se identifica por siempre ir al grano en los asuntos que me interesan—Mi padre parecía sorprendido por la manera de mostrar autoridad que reflejaba el alemán—La familia de mi madre considera prudente que despose a alguna de sus hijas, bien de usted Emir—Se dirigió a mi padre—O de su hermano.

—Mi hija es una de las jóvenes a desposar, y me complacería que la familia Bin Rashid se uniera a través de Zafira a la familia Saadi—Las palabras de Alí no se hicieron esperar, tal y como era de esperarse.

—Jade no entrara en este trato señor Schneider, a menos que sea ella misma la que lo decida, no estoy dispuesto a comprometerla con usted contra de su voluntad—La mirada de Karim callo sobre mí, analizando mis ojos los cuales sin querer le sostenían la mirada.

—No sería en contra de mi voluntad padre, si nuestro invitado decide que quiere desposarme estoy en la mayor disposición de que comencemos con los preparativos y firmemos el contrato prenupcial—El esbozo una ligera sonrisa que casi fue imperceptible—Ahora si me disculpan no me siento del todo bien, subiré mis aposentos a descansar, con permiso.

Sentí la mirada llameante de Zafira en la parte trasera de mi cuello, no le habían gustado mis palabras pues ahora yo también me había metido en el tablero y no estaba dispuesta a dejarle el camino tan fácil. Entre a la habitación y solté un sonoro suspiro.

Aniza me miro curiosa, estaba sobre la cama bordando un atuendo nuevo. Camine rápidamente hacia ella y la abrace.

— ¿Qué ha pasado Jade? —Solté un chillido y ella rio conmigo—Espero que allá sido algo bueno.

Suspire mientras me quitaba el niqab, fantaseando aun con esos ojos grises.

—Aniza, ese hombre es...muy atractivo—Ella centro su vista en la tela y siguió su trabajo—Es de piel blanca y ojos grises, su cabello es rubio, muy claro...creo que esto ira más allá de un simple sacrificio por papá.

—No te hagas ilusiones Jade, ya te lo he dicho muchas veces, Karim Scheneider tiene a dos mujeres para escoger, sé que voy a contradecir lo que siempre te he dicho pero...estas estas en desventaja ante Zafira—Fruncí el ceño ante sus palabras.

Mi mirada se conectó con la de la mujer que casi consideraba mi madre.

— ¿Acaso no soy bonita Aniza? ¿Eso es lo que quieres decir? —Nunca había tenido un nudo en la garganta como lo tenía ahora, estaba considerando que había cometido un error ofreciéndome de esa manera, como había hecho hacia algunos minutos.

Ella negó con la cabeza.

— ¡Claro que no Jade! ¡Por Alá niña!, es solo que...Piensa, ¿el aceptara casarse contigo sin saber que hay debajo de la tela?, Zafira es bella y esa belleza él la puede admirar, aunque tú seas mil veces más bella que ella el Emir jamás permitirá que te le muestres a Karim sin el niqab—En eso ella tenía razón, mi padre no era un hombre muy condescendiente cuando hablábamos de los temas de la ropa.

¡Jamás lo permitiría!

¿Pero qué tal si yo aceptaba mostrarme sin niqab frente a él?

— ¡Jade ni siquiera pienses en esa tontería! —No podía engañar a esta mujer, me conocía mejor que nadie—Esperemos que Karim sepa apreciar la belleza interna antes que la externa...eso corroboraría que efectivamente es un hombre digno para desposarte.

A pesar de las palabras de Aniza no estaba dispuesta a permitir perder la única salvación que me quedaba por una tradición, obtendría a Karim por papá y para probarme a mí misma que podía llegar a ser mejor que Zafira, el alemán seria mío costara lo que me costara.

La Mirada de Jade ©| Only DreameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora