prólogo

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Suena el despertador como cada día a las cuatro de la mañana. Emily, buscaba el despertador con su mano sin sacar la cabeza de debajo del cojín. — mmm...— rebuscaba con sus dedos el botón — cállate ya pesado — consiguió pararlo. Sacó la cabeza de debajo de la almohada y se frotó la nariz, soltó un estornudo y se rascó la cabeza — lo que me faltaba...ahora resfriada — puso los pies al suelo y levantó una ceja mientras se rascaba la tripa ahora. Miró a su gato que subía a la cama — buenos días misheta — el gato le bufó por como lo había llamado — ¡ Ay! ¡ No refunfuñes! Eres peor que mi madre — decía mientras soltaba un bostezo — ¿ Vamos a desayunar? — el gato al oír desayuno, se le puso en las piernas y ronroneó — para la comida sí que me quieres eeee... Que cabrón — lo cogió en brazos y salió del dormitorio. Al llegar al comedor, lo soltó y fue hacia la cocina. Sacó una pequeña lata de atún de gato y se lo puso en su bol. El gato, corrió hacia el y empezó a comer.
Emily sonrió y se puso a preparar la cafetera. Necesitaba un café para despejarse. Volvió a bostezar volviendo a rascarse la tripa.

Minutos después, la cafetera empezó a sonar de que ya estaba listo. Cogió una taza y se la llenó de café, casi hasta el borde. Le dio un sorbo — aish...que bien — dijo saboreándolo.

Se duchó y se miró al espejo. Vió su pelo revuelto incluso mojado...lo tenía liso si, pero rebelde...nunca quedaba como ella quería, suspiró — lo voy a tener que querer igual — se dijo a sí misma hablándose de su pelo. Miró ahora sus ojos. Eran verdes, muy verdes, y muy grandes...no le gustaba... Parecía una niña de quince años en vez de veintinueve. Volvió a suspirar.
Se peinó rápidamente poniéndose una cola alta y se cambió de ropa. Se puso su chándal gris, el que tanto le gustaba y luego sus bambas. Cogió el táper con comida que había preparado el día anterior, se lo puso en la mochila, cogió las llaves y salió de casa... Volvió a entrar rápidamente para coger sus gafas. No es que las necesitara, en verdad veía bien, pero le gustaba ir con ellas, disimulaban sus ojos. Volvió a salir de la casa...

Bajó rápidamente las escaleras. Vivía en un pequeño apartamento de China town, arriba del todo. Le había salido bien de precio y se lo compró. Lo que le enamoró de ése apartamento, eran las vistas. Podía ver los chinos de abajo en la calle de enfrente como tiraban los restos de pescado en la calle y a los cuatro atontados borrachos de la madrugada que salían del bar de la esquina cantando ' baby one more time ' de Britney Spears. Le causó gracia cuando fue a ver el piso y lo decidió.

Salió del portal y la saludó la china del pequeño supermercado de al lado. Bueno, en realidad no era supermercado, era una pequeña tienda de comestibles...

— buenos días Emi

— buenos días señora Chin

— A trabajar

— Ha trabajar señora Chin

— ¡ Pasa buen día! — gritó cuando ella estaba a punto de bajar las escaleras que la introducían en la boca del metro

— ¡ Buen día señora Chin! — bajó las escaleras y picó con la tarjeta de viajes. Miró cuántos le faltaban para terminarla y comprarse la nueva –_ aún me quedan nueve picadas...para toda la semana...bien..._– pensó para si misma. Corrió un poco para bajar las otras escaleras y esperó que viniese el metro.

— buenos días Emi

Emily levantó la cabeza y se sacó los cascos de las orejas. Estaba escuchando ' bohemy Rhapsody ' de the Queen. — buenos días Pol — le siguió la mirada hasta que se sentó a su lado — ¿ Qué te cuentas?

— aquí, esperando el metro — sonrió el chico

Emily le devolvió la sonrisa. No era un chico muy agraciado, pero tenía el corazón más grande que había visto jamás, no literalmente claro... — see...ya somos dos

El capullo de mi jefe (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora