capítulo 24

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Maratón 1/4

No dijeron nada cuando llegaron a la central. Se limitaron a seguir con los libritos y mirar de vez en cuando a Emily de reojo. Violet, tenía rabia por dentro, pero sabía que era Daniel el que tendría que hablar con ella. Ella, no se sentía con el derecho de pedir explicaciones ni de preguntar.

Estuvieron hasta la hora de salida mirando libritos, hasta que vieron que los empleados se iban ya después del turno.

- será mejor que lo dejemos aquí. Mañana seguiremos - dijo Daniel rompiendo el silencio de esas horas

Violet asintió - si... Nos vemos mañana - miró a Emily que lentamente dejó su librito en la mesa poniendo un lápiz en medio de la página para seguir al día siguiente - buenas noches - cogió sus cosas y se fue de la oficina. Sabía que si se quedaba más rato allí, no dudaría en preguntar a Emily que ocurría.

Daniel la vió levantarse y coger también sus cosas sin decir nada. Tenía la cabeza gacha y estaba pensativa - bueno... Vámonos - le dijo. Ella asintió y salió por la puerta. Daniel suspiró intentando relajarse

Tanto en el ascensor como en el vestíbulo y en el parking, estuvieron en silencio. Subieron al coche y la cosa no cambiaba hasta que ella, habló - puedes llevarme a casa?

Daniel, frenó a un costado de la carretera, aparcó en un hueco por donde se podía aparcar. Habían pocos coches y fue fácil encontrar sitio - vas a contarme ahora qué narices pasó

- me dijiste que me darías tiempo

- eso fue antes de ver que te a levantado la mano y que tú reacción parecía...

- de asustada?

- a parte, pero más bien - hizo pausa - acostumbrada

Emily lo miró. No podía ser que se hubiese dado cuenta - no sé de qué hablas

- tú reacción no a sido normal - lo dijo con un tono de voz demasiado duro y Emily empezó a temblar. Se percató de ello - Emily, no voy ha hacerte daño. Quiero saber qué pasa

- nada - se limitó a mirar sus manos y a juguetear con su pulsera. La que llevaba desde hacía más de quince años. La que le regaló Nicky. Ponía ' amigas para siempre, tú y yo, nadie más ' era algo que solían decirse cuando aún estaban en la adolescencia.

- dímelo, no soporto ésta angustia

- yo no... - tragó saliva - puedes...puedes llevarme a mi casa, por favor?

Daniel apretó los dientes, soltó aire por la nariz y volvió a arrancar el coche. Se metió otra vez en la carretera e hizo lo que le pidió. La llevó a su casa.
En el momento que llegaron a su calle en China town, Emily bajó sin casi despedirse y salió corriendo a su portal. Se la quedó mirando esos segundos mientras ella entraba y cerraba la puerta. Le tenía miedo?

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Emily subió rápidamente las escaleras y entró en su casa. Cerró con llave y puso el pestillo. Tenía el corazón en el cuello. Parecía que fuese a salirsele por la boca. Se relajó minutos después cuando ya Gato estaba ronroneandole entre las piernas. Cerró los ojos un segundo y volvió a abrirlos al acto. Lo acarició con algo de temblor en sus manos.
Fue a su habitación, se sacó la ropa y fue directa a la ducha. Necesitaba una ducha...se sentía como todas esas veces... Tan hundida, tan sucia...tan sola...

El capullo de mi jefe (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora