Capítulo 3✅

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Después de un par de horas la reunión terminó, todos comenzaron a reanudar sus actividades o salir del edificio. Dylan por su parte siguió a Madison cuando está se dirijio cerca del campo de entrenamiento.

—Acosar a una dama es un delito, señor —le dijo esta apenas el cuerpo del hombre dio vuelta al pasillo, ambos cara a cara

—Hablemos claro y dejemos las estupideces —eso solo lo hizo mucho más despreciable ante ella

—Te escucho, O'Connor

—Que seas amiga de mis hijos no te da derecho a comportarte como una estupida mocosa

—¿Usted cree que es mejor que yo?

—Puedo asegurar que lo soy

Madison sonrió tan burlona que por un instante Dylan quiso borrar sus palabras, esta se acerco hasta quedar a centímetros de su rostro.

—Hasta un perro puede ser mejor que tu —se alejo —si fuera ese hombre honrado que un día se dijo ser, haz que todo el dolor que sentimos se vaya y que Samantha regrese —lo miro con asco —porque tu mereces pudrirte en la mierda después de causar este dolor y lastimar a tu propia hija

Los hombres que estaban cerca miraban con curiosidad al jefe y a Madison, no era un secreto que se odiaban y el estar juntos no podía segnificar nada bueno, y lo comprobaron cuando los gritos de Dylan se hicieron presentes.

—¡Samantha esta muerta! —su piel estaba ligeramente rosada a causa del enojo y esa vena en su frente gritaba que no se acercaran a la bestia —¡dejen de sufrir por ella, dejen que su recuerdo desaparezca al igual que todas sus cosas!, ¡este es el puto presente y deben aceptar que sus errores la llevaron a la tumba!

—¡Ni si quiera te atrevas a nombrarla! —Madison lo enfrentó, lo odiaba y no perdonaría que insultara la memoria de su amiga —¡tu la olvidaste, tu lloraste unas horas!, ¡nosotros aún la llevamos clavada al igual que seguimos llorando cada día que despertamos sin ella!... sus errores protegieron tu culo y apuesto que los volvería a cometer si con ellos nos salva de nuevo, no eres nadie para insultar su memoria así que cierra la puta boca o conocerás el verdadero dolor

Dylan fue el primero en alejarse, llegó a su oficina donde aún su sangre hervía a causa de todos los sentimientos mezclados y entonces hizo lo único a su alcance, llorar, aquellas palabras habían llegado como su punto débil a destrozarlo.

Se desplomó al piso donde solo pudo culparse por aquellas palabras hacia su hija, aquel recuerdo seguía tan presente que lastimaba igual que aquel día.

—Ustedes —la voz de Samantha se hizo presente —ustedes fueron mi unico punto débil

—Una O'Connor no tiene debilidades ante un criminal... la familia no hace la diferencia

¿Una O'Connor no tiene debilidades?, ¡él siempre tuvo una debilidad cuando se trataba de familia!

—Ya lo haz escuchado todo —hablo con voz firme —ahora, ¿crees que soy capaz de disparar?

—Ya nada puede sorprenderme de tu parte, Samantha —un daga incrustándose en su corazón

—¿Aun cuando todo lo hice para protegerte, papá? —por un momento su voz tembló, acción que no paso desapercibida para nadie

—Tu ya no eres mi hija

—¡Siempre seras mi hija! —su garganta pico a causa de aquel grito que por suerte nadie escucho

—Samantha nunca se atrevería, ahora, ahora es tu turno, tu turno de proteger la vida de la humanidad, la de conocidos, amigos, las vidas de tus hijos... tu vida

Experimento [Trilogía T. 2]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora