Una vida por otra.

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Aguas Sagradas.

Narra narradora.

Un ejército de sombras aparecen y se atraviesan en su camino.

-¿Cómo hicieron para seguirnos? –dice Tobías.

-Y yo como voy a saberlo. –dice Max.

-Ya basta, la pelea es contra ellos no entre ustedes. –dice Melissa seria, la miran. –Ahora.

-Bien...-dice Max colocando a Alexa en el suelo con cuidado, enciende sus brazos, Tobías se crea una armadura de roca, Melissa forma una esfera de viento y se las arroja. Aparecen más. –Son como cucarachas. –las sombras corren hacia ellos y los rodean.

-Tenemos que abrir un camino para que pueda pasar. –dice Tobías, Max lo mira. –Tú no puedes.

-Bien. –comienzan a pelear con las sombras, pero aparecen más.

-Esto... esto es imposible. –dice Melissa jadeando.

-Mierda. –dice Max con dos de las sombras sobre él, evitando que toquen su pecho, Tobías lo va a ayudar y una sombra lo golpea fuertemente en las costillas, cae arrodillado tosiendo, Melissa se percata de eso y hace un pequeño tornado haciendo volar a las Sombras que rodeaban a Tobías. Max se quita a las Sombras de encima, mira en dirección a Alexa y uno de ellos la va a tocar, él le avienta una llama justo a su cabeza decapitándola. Sonríe. Tobías aún en el suelo tratando de agarrar aire dice.

-Mel...has...has un ca...-tose. –Un camino.

-Pero tú...-él niega.

-Tengo que llevarla allá. –señala el lago.

-Está bien. –Tobías se levanta a medio poder, las Sombras se acumulan en ellos dos, Max se da cuenta.

-Mierda, mierda...-intenta apartarlos de Tobías y Melissa pero es imposible. –Tendré que hacerlo yo. –carga a Alexa rápidamente, se detiene en la orilla y mira el lago. - ¿Por qué tengo que hacer esto yo? La odio, así que...-la mira y el recuerdo de que durmieron juntos se le viene a la cabeza, sonríe inconscientemente. –Quiero que sigas colmando mi paciencia. –entra y hace una mueca de dolor.

-¡Max, no! –dice Tobías tratando de apartar las Sombras. –Vas a morir. –Max se adentra más al lago haciéndole caso omiso a Tobías.

-Supongo que esta es mi oportunidad...-ahoga un gemido de dolor. –De decirte algo...-jadea. –Me gustas y...-se detiene y se arrodilla por el dolor, Alexa queda flotando en el agua, él se levanta y la lleva más hondo. –Hubiese querido que...tuviésemos más tiempo para...para que nos conoci...éramos mejor. –se detiene cuando el agua le llega a los hombros. –Te hubiese llevado a una cita. –sonríe. –A don...de quisieras...-suspira. -Bien, tú vive por los dos. –la agarra de los hombros y se sumergen.

Narra Max.

-El agua Sagrada es mortal para un ser de fuego, está custodiada y protegida por santos que alguna vez fueron seres de agua, ellos nos odian. –dice mi madre. –Una vez hubo un ser de fuego que no sabía que era el agua Sagrada, así que entró y cuando lo hizo, sintió que mil espadas eran enterradas en su cuerpo...-coloca los labios en una fina línea. –Para los del País de Uisce podrá ser útil, pero para nosotros...-ella niega. –Es mortal...

Mi cuerpo se siente como si se estuviese quemando. No se siente como si mil espadas estuviesen atravesándote, se siente como si mi cuerpo se estuviese incendiando. Pienso. Nado más profundo con la poca energía que me queda y me detengo. Esto debe bastar para que alguno de los santos salga. Miro a todos lados y no hay nada, comienzo a sentir la necesidad de aire, miro a Alexa que aún no ha despertado y niego. Lo siento, llegué muy tarde. Me acerco a ella y le doy un beso. La suelto y ella se comienza a hundir, en el momento que voy a subir, una fuerte punzada en el corazón me da, me agarro el pecho. ¿Qué demonios...? Una vida por otra. Escucho una voz, trato de subir pero no puedo, el agua entra a mis pulmones.

El Poder ElementalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora