Little Boy [Produce 101] [WANNA ONE]

Seonho & Kuanlin (2)

Sin esperar ni un momento más o siquiera pensar, el príncipe toma al menor del brazo y lo arrastra con él de forma tosca. Ignorando sus quejas, corre lo más rápido que puede y lo lleva hasta ese rincón del jardín donde, por toda una vida, ambos podían dejar de ser amo y súbdito para convertirse en los mejores amigos del mundo.

- ¡Ouch! ¡Eso me dolió! – Se quejó el beta.

- ¿Por qué? – Sin hacer más preámbulos, el príncipe reclamó una explicación. - ¿Por qué decidiste irte con ellos? Sin decirme palabra. ¿No significa nada que hayamos crecido juntos?

Seonho tragó grueso. Abrió la boca por unos segundos, pero no salió ninguna palabra de sus labios.

- ¡Respóndeme! – Enérgico, el alfa lo tomó de ambos brazos. - ¿Acaso estás cansado de este palacio? O tal vez ¿Crees que puedas ser parte del harem de ese emperador?

El joven heredero se sentía herido, ofuscado ante su silencio. El pequeño aguantaba todo lo que podía sin hablar esquivando su mirada, mientras la intensa esencia del alfa rodeaba su cuerpo frágil.

- Me siento como un imbécil por no darme cuenta antes. Por supuesto que es eso. – Concluyó el alfa para sí, sin esperar respuesta. – Estabas a disposición de él, mientras rodeaba tu jardín. ¿Te enamoraste de ese sujeto, verdad? ¿Es eso? ¡Responde!

Sin poderse contener más ante sus suposiciones, Seonho rompió en un llanto amargo. Sus bellos labios color rosa temblaban, mientras las gotas de agua salada caían sin detenerse sobre sus mejillas.

Kuanlin quería decir más y seguir enojado, pero esas sinceras lágrimas lo desesperaron por completo.

- ¡Diablos! - El alfa se rascaba la cabeza, preocupado y sin saber cómo actuar. No deseaba que sufriera por su culpa. - Ya...por favor, deja de llorar así...tal vez exageré...

Decide acercarse para intentar darle tranquilidad, buscando brindarle un abrazo. Sin embargo, frena en seco cuando siente un denso aroma de omega en estrés.

¿Qué? ¿Este es...?

- Seonho...tú...espera – El mayor no daba crédito a lo ocurrido. Miraba de un lado a otro, buscando una respuesta que no existía. - No. ¡Eso es imposible! ¡Tú no tienes...!

- ¡Ahora entiendes por qué debo irme! – Grita el menor con fuerza, intentando enjugar sus lágrimas. - Sabes cuáles son las reglas del palacio. ¿Verdad? ¡Un omega no puede servir al rey!

El joven alfa aún demoraba en entender todo lo que estaba pasando allí.

- ¿Cómo? ¿Desde cuándo?

- Hace apenas un par de meses, lo supe. - Respondió el menor, limpiando su rostro con el brazo. - ¿No te has preguntando por qué últimamente no me separo de estas flores?