Miradas

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 No tenía muchas ganas de arreglarme y tampoco sabía dónde me iban a llevar de "fiesta" así que me puse unos pitillos negros, una blusa con un poco de escote y unas converse. Por los estilos de Marta y Natalia intuía que no iríamos a ningún sitio pijo donde no me dejasen entrar.

Salí de la habitación porque habíamos quedado para bajar a cenar antes de salir y creo que cuando la vi tarde demasiado en cerrar la boca. Natalia estaba preciosa y eso que llevaba prácticamente la misma ropa que yo.

-Vaya Alba, parece que nos hemos puesto de acuerdo. – Dijo mientras me miraba de arriba abajo.

- Qué casualidad ¿no? – Y me reí, no sabía que decir.

- ¿Sabes una cosa? – Se acercó a mi oreja y me susurró – No creo en las casualidades – Y antes de que pudiese responder ya estaba llamando a Marta a gritos para irnos a cenar.

Vaya, me quedé sorprendida pero me gustó. Noté un poco de picaresca en su mirada y al menos eso me indicaba buen rollo. Quizá el problema fue que ese susurro hizo que toda mi piel se erizara. Sin pensarlo más salimos del piso y fuimos a tapear al que yo ya llamaba mi bar. Me encantaba que estuviese debajo de casa y además todas las noches tenía un ambiente estupendo, mucha gente joven, música, risas... lo que necesitaba realmente.

-Es real que necesito una buena fiesta. – Dije con voz algo desesperada.

- Esta noche promete... ¿te dejas llevar por nosotras o quieres ir a algún sitio en especial? – Me preguntó Marta

- No conozco nada así que creo que estoy en vuestras manos. – Inconscientemente miré a Natalia con una media sonrisa que ella me devolvió picarona.

-Estás en buenas manos. – Otra vez su mirada se clavó en la mía

La cena fue muy divertida. Nos hicimos rondas de preguntas típicas para conocernos un poco más y cuando nos quisimos dar cuenta llevábamos dos horas allí sentadas. Estuvieron debatiendo un poco sobre dónde ir y al final fue Natalia la que habló de un pequeño pub que había cerca y tenía música en directo.

El sitio desprendía buen rollo, era oscuro, había un grupito tocando pop rock en inglés y la gente parecía pasárselo bien. Nos pedimos unas cervezas y todo iba genial. Notaba alguna mirada perdida de Natalia pero intentaba no darle importancia y me limitaba a bailar un poco y reírme de todas las tonterías que soltaba Marta, esta chica era sin duda un descubrimiento para mí. Me encanta rodearme de gente feliz y sin duda Marta lo era.

Un grupo de cuatro chicos se acercó a nosotras y me dio la impresión de que los conocían porque venían muy directos. Todas las dudas se me borraron cuando uno de ellos le comió toda la boca a Natalia allí delante. Prefiero no pensar la cara que puse, pero hasta Marta me miró para decirme que era su novio. Su novio. No sé cómo podía haber pensado que una chica como ella estaría soltera...

Aunque me quedé un poco pillada al principio reaccioné bien y conocí a los cuatro chicos. El novio se llamaba Miki y sinceramente no me cayó demasiado bien. Para ser sincera tampoco tenía ningún motivo, pero desde el primer momento no me inspiró demasiada confianza, quizá era porque era el novio de la primera chica que me había atraído en mucho tiempo.

Sus amigos eran simpáticos aunque un poco pesados. En un momento de la noche me ví sola con tres de ellos. Vi como Natalia y Miki habían salido fuera y a Marta la había perdido de vista. Me sentí un poco incómoda porque a veces, al principio, me costaba socializar. Me agobio muy rápido y antes de que eso pasara aproveché para decir que tenía que ir al baño. Era mentira, pero salí fuera a fumarme un cigarro y que me diese un poco el aire.

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