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Narra Lauren

Siento todo mi cuerpo doler. Trato de moverme pero me es imposible, abro mis ojos y al principio me cuesta y veo borroso hasta que empiezo a distinguir donde me encuentro.

Estoy en un colchón en el piso, al lado de una chimenea y a mí alrededor veo un montón de gente metida entre cobijas viejas pegados entre sí.

Me remuevo incomoda, jamás me ha gustado la cercanía de las personas, pero cuando lo hago siento un dolor agudo a un costado de mi cuerpo. Maldigo con un fuerte grito y veo que las personas que estaban dormidas a mí alrededor empiezan a despertar, pero me sorprendo más cuando veo que todos son niños.

-¿Por qué gritas?- Dice una niña.

-Mira no se murió- Dice otra señalandome.

-Hagan silencio niñas, debe estar preguntándose ¿Qué paso?- Una joven de unos 15 años, les contesta.

-¿Acaso es muda?- De nuevo la primera mocosa y ruedo mis ojos.

-¿Se puede saber dónde estoy?- Digo con mi voz ronca.

-Te encuentras en nuestra cabaña, mi hermana te encontró y juntas te hemos salvado a que la corriente no te llevará - Hace una pausa -¿Cómo te sientes?- Susurra.

-Como crees que me siento, como una mierda- Digo y escucho un jadeo, la chica tapa los oídos de una pequeña, quien se ha mantenido en silencio.

-Señorita le pido el favor de no decir groserías en presencia de las pequeñas - Enarco una ceja, acaso ella no es pequeña.

-¿Dónde están sus padres?- Ella muerde sus labios pero es interrumpida cuando la puerta es abierta y entra una chica y una joven.
No logro verlas bien porque la luz que entra por la puerta hace que sea imposible ver bien quienes han entrado. Ellas se sacuden y veo que aun sigue lloviendo, las recién llegadas llevan impermeable y se lo quitan.

Mi boca se pone seca cuando puedo ver mejor a la chica, es muy hermosa y de ojos color chocolate.

-Veo que nuestra herida ya despertó- Se acerca y destapa mi cobija mostrando la herida en mi cintura.

Me encuentro en shock sin ser capaz de articular alguna palabra. -¿Acaso eres muda?- Me dice ella como si nada y empieza a revisar mi herida. Por fin puedo reaccionar y tomo su mano con brusquedad y la quito de mi cuerpo.

-¿Qué crees que estás haciendo?- Le digo apretando mis dientes, acercándola a mi cuerpo.

-Te estaba revisando- Ambas nos observamos y siento su respiración acelerar.

-¿Acaso eres doctora?- Le digo acercándola más a mi cuerpo, no me importa sentir el dolor de la herida.

-Me puedes soltar, me haces daño- La suelto y ella se tambalea masajeando su mano.

-¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?¿Porque estoy acá?...- Antes de seguir preguntado la chica me calla.

-Uou… Espera un poco quieres, son demasiadas preguntas - La chica empieza a recoger las cobijas viejas y les ordena a las niñas a limpiar, mientras a las dos más grandes las manda a calentar algo para desayunar.

–Mira no sé como llegaste, mis hermanas te encontraron y salvamos tu vida, estas en nuestra cabaña y yo te cure - Dice como si nada.

-¿Dónde están sus padres?

-Muertos-

-¿Qué edad tienes?

-23

-¿En qué lugar me encuentro?

-Ya te dije en nuestra cabaña - Ruedo los ojos y ella entiende lo que quiero decir –En el medio del bosque -

-¿Por qué no has buscado ayuda?

-Porque estamos aislados- Dice como si nada.

-¿Cómo que aislados?- Ella hace lo mismo que yo y rueda sus ojos.

-Mira porque no sales de la casa y te das cuenta donde estas- Trato de levantarme pero me duele todo el cuerpo, cuando ella ve mi rostro trata de ayudarme pero la detengo.

-Déjame no me toques.

-Vaya gruñóna que resultaste ser-

Gruño de nuevo y ella sonríe.

-Si ves, pareces un animal- Aprieto mi mandíbula con rabia.

-¿Eres medico?

-No- Ella encoge sus hombros restando importancia.

-Si no eres medico ¿Cómo me has curado?- La chica da un pequeño chillido de desesperación.

-¡En serio eres molesta! ¿Puedes dejar de preguntar tanto?- Gruño de nuevo mientras ella termina de limpiar el lugar.

Empiezo a inspeccionar donde me encuentro. Es una pequeña cabaña pero por dentro se ve limpia y un poco acogedora. En una esquina hay una repisa de libros, desde medicina, química, guerra, alimentos, sembrados etc. Puedo leer una parte de sus portadas. Sigo viendo el lugar y me doy cuenta de un cuarto y no veo baño.

-Disculpa ¿hay algún un baño?- Una de las mocosas se me acerca y señala la puerta de afuera.

-El baño es todo el bosque- Dice la niña con burla.

-¿Acaso estás jugando?- Digo un poco alto molesta con el tono de burla de la niña

-¿Qué sucede?- De nuevo se acerca la chica.

-Necesito un baño y la niña esta - Digo señalándola – dice que el baño es el bosque - Ella rueda los ojos y sonríe con burla.

-No tenemos baño, tenemos una pequeña letrina- Hago cara de asco-

-También puedes utilizar el bosque.

-Deja así, yo me aguanto-

-Ok- encoge sus hombros y se va.


Una Promesa por Cumplir - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora