Sexta parte

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Albus se sentó y comenzó a llorar. Scorpius intentaba consolarlo, pero no podía. Albus no quería hablar. Se avergonzaba mucho de lo que había dicho su hermano, y no quería que Scorpius se sintiera mal por eso. Es más, estaba seguro de que tendría que cortar su relación con el rubio, y no por la estúpida reputación de los Potter, sino que para proteger a Scorpius. Si ellos estaban juntos Scorpius también se convertiría en objeto de burlas, y no quería que nadie ni nada le hicieran daño a su amado Scorpius. Pero el hecho de tan solo imaginarse lejos de Scorpius le partía el alma.

—¿Albus? ¿qué ocurre, Al?

—Na...nada Scorp... so... solo necesito... un abrazo —hipaba el pelinegro, mientras se aferraba aún más a su amigo.

—Ya va a pasar Albus, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea... —lo tomó del mentón para plantar un suave beso en sus labios.

—No quiero alejarme de ti Scorp...

—Pero por qué vas a alejarte de mi Albus... eso no tiene sentido... —Scorpius comprendió que podía tratarse de su familia, ya anteriormente Harry había hecho que se alejaran, pero pensaba que eso había cambiado, quizá se habían enterado de la relación que tenían y habían puesto a Albus en esa situación—. No me alejaré de ti por nada Albus, y tú tampoco lo harás, sabes que nos tenemos el uno al otro, no importa si tenemos a todo el mundo en contra.

Albus empezó a llorar con más fuerza, y Scorpius lo envolvió entre sus brazos, mientras sentía como su túnica se mojaba por las lágrimas del Potter. Se quedaron así hasta llegar a Hogsmeade, donde debieron descender del tren.

Mientras bajaban, James pasó golpeando con el hombro a Scorpius, quien lo ignoró. Ya se las arreglaría con James Potter, por ahora solo le importaba que Albus estuviera bien.

Al llegar no fueron a la bienvenida en el Gran Comedor, sino que se fueron de inmediato a la Sala Común de Slytherin, donde Scorpius le preparó una poción calmante a Albus. Después de beberla se sintió mucho mejor, pero muy agotado, así que se acurrucó de inmediato en su cama y se durmió al instante. Scorpius se acostó a su lado, y mientras acariciaba los negros cabellos de Albus pensaba en como darle una lección a James: si no lo enfrentaba, jamás dejaría de molestarlos.

Más que evidente - ScorbusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora