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SeHun suspiro mientras miraba la cicatriz en el interior de su muñeca, misma que Alec le había hecho durante su pelea.

Max lo miro de reojo, aparentemente concentrado en los dos hombres que, inclinados hacia ellos, hablaban.

— Jamás perdimos la esperanza, mi señor. —hablo uno de ojos verdes y cabello negro. —El señor de los elfos nos aseguró que nuestro legítimo rey vivía y que debíamos esperar su regreso.

—Nos mantuvimos ocultos de cualquier seguidor del traidor pero también estuvimos informados y reunimos a todos los dragones que quedaban. Nosotros somos los líderes. —hablo el que tenía una quemadura en la mitad de la cara, de cabello rojo y ojos amarillos.

—Nuestra lealtad es para el príncipe SeHun. —el de cabello negro se levantó junto al otro, mostrando su respeto. —Mi nombre es Kim TaeHyung y él es mi pareja, JungKook. —presento, tomando la mano del otro dragón más joven.

SeHun inclino la cabeza ante ellos, de verdad agradecido con el apoyo de su pueblo. —Sé que no tengo el completo derecho de pedirles que se arriesguen de nuevo por mí cuando parecemos estar en desventaja, pero, tengo que pedírselos.

— ¡Por el reino! —exclamaron los líderes.

Max observo como SeHun, que lucía agradecido para los jóvenes dragones, desvió su mirada por donde llegaron. No iba a admitirlo pero era muy obvio que SeHun estaba dolido por haber dejado atrás a Lay y tampoco podría superarlo tan fácilmente.


Desde dos días atrás, dejaron la manada de lobos, prometiendo que pedirían su ayuda cuando la situación fuera demasiado grave. SeHun no quería exponer a los lobos y que estos salieran perjudicados como la primera vez que lucharon por él; la culpa no se marchó de su rostro por décadas y ahora era de motivo mayor, porque su pareja era un lobo y no cualquiera, un ejecutor.

Max había observado a SeHun cada día después de que este, siendo el príncipe caprichoso que fue en el pasado, le pidió tomar el papel de un prostituto durante unos meses en la ciudad donde se estableció como un bibliotecario común y que pasado un tiempo, ambos seguirían su camino hacia otra ciudad. Ya conocía el procedimiento que hacia SeHun para borrar su memoria y sellar sus habilidades, que solo resurgirían en caso máximo de peligro y que jamás había pasado, pero verlo despertar en una pequeña casa como un niño perdido, siempre era difícil porque le recordaba al SeHun de antes de la guerra.

Los primeros días fueron difíciles, como cada borrón. SeHun estaba confuso, aturdido y preocupado; sin memoria, no tenía nada más que preocuparse por comer, dormir y conseguir clientes y al menos podría estar a salvo del peso que cargaba en sus hombros por un tiempo.

No espero que ChanYeol también estuviera en la ciudad, incluso pensó que el vampiro les daría la espalda por no haber cuidado bien de los suyos pero no fue el caso. ChanYeol, o C, cuidaba de la ciudad porque había muchos de los suyos pero también por los lobos, que para él habían sido de mucha ayuda cuando lo acogieron y salvaron de haber muerto por las múltiples heridas que la guerra le dejo. SeHun estaba a salvo a su cuidado y el de ChanYeol, que seguía leal a él.

Tampoco espero que el sobrino del rey de los elfos apareciera en la ciudad como ejecutor, no cuando C lo puso al tanto del aparente repudio que tenía el joven lobo por los humanos. Siempre le fascino y agradeció la habilidad de ChanYeol para obtener información y le ayudo bastante la que pudo reunir del lobo de ojos amatistas.

Black & Silver *[SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora