II

105 4 7
                                    

¿De cuántas maneras se puede destrozar un corazón y esperar que siga latiendo?

De todos modos… a mí me habían roto más allá de toda esperanza…

Cuando creí estar muriendo, cuando estaba más sola que nunca, sin nadie que se parara ni tan siquiera a escuchar…

En medio de mi nefasta realidad, apareció un ángel de luz que inundó toda mi alma con su calor.

Con su suave luz y tenues palabras fue devolviéndome las ganas de vivir.

Cuando quise darme cuenta, ya no había marcha atrás… Mirando en su interior, en la profundidad y pureza de su alma quedé atrapada… Me embrujó, y ahora no puedo pasar sin su esencia…

Solo anhelo la posibilidad de permanecer a su lado, al amparo de sus alas, por toda la eternidad.

Paranoias de una Mente PerturbadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora