IV

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Y entre oscuros páramos divagué y solo allí mi perturbada mente encontró reposo. Luces sibilantes y chirriantes sonidos me llevaron hasta ti.

Y bajo la titilante luz del cielo tu silueta pude distinguir. Y entonces mi atormentada alma empezó a calmar su pena. Y fue así como todo cambió por ti.

Mírame ahora, con esperanzas otra vez, que entre mi bosque ensoñado siempre has estado y solo ahora te encontré.

Caprichoso destino, dime, ¿es ahora cuando podré ser feliz o volverás a arrebatármelo todo? Llévate mi vida, condena mi alma al más cruel infierno, pero no me apartes de él ahora que por fin le encontré.

 Entonces desperté, y en la infinita oscuridad de la habitación te busqué. A tientas di contigo y entonces mi angustia se calmó, pues estabas a mi lado, y el sueño… en un simple recuerdo se quedó.

Paranoias de una Mente PerturbadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora