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Ya nada tiene sentido

Ya nada importa

Solo me basta la envolvente oscuridad a altas horas de la noche para sentir mi alma mínimamente elevarse junto con las sombras de lo desconocido.

Y decido adentrarme en los misterios que me oculta el tenebroso paraje para encontrar un mísero sentido a todo aquello que me rodea.

Avanzo entre retorcidos árboles y las extrañas criaturas que me observan, sonríen débilmente al percibir la melancolía que en estos momentos ha decidido poseerme.

Susurros en la lejanía del mundo me cuentan tristes historias de mórbida locura y deseada muerte.

Me siento en un claro del tenebroso bosque y me empapo de la dulce luz de la luna mientras me alimento de la soledad que me ampara.

Dejo volar mi mente y toda calma empieza a cobrar sentido en mi maltrecho ser. Dejo fluir las lejanas historias por mis oídos mientras percibo una leve sonrisa dibujarse en mi rostro.

La ausencia de todo sentimiento cada vez se aleja más de mí y me empiezo a llenar de una inexplicable felicidad que llama a las puertas de mi torturado corazón.

Es entonces cuando empiezo de nuevo a anhelar el último abrazo que me diste.

¿Incomprendida? Nunca y siempre se funden en mi interior dando paso a la lucidez que siempre me aportaste.

Levanto la mirada hacia el cielo tormentoso al tiempo que contemplo la luna desvanecerse sutilmente detrás de las ligeras nubes, dando paso a un mortecino resplandor que hace volver a mí vívidas experiencias.

Me levanto y busco tu alma a través de la espesura.

Me encamino por el sendero que ante mí está postrado. Lo sigo hasta llegar al más hermoso lugar que mis ojos hayan contemplado jamás.

Y maravillada por lo que ante mí se alza, sonrío con la sinceridad de una pequeña niña.

El antiguo cementerio por el que mis pies se deslizan está impregnado de tu aroma. Me dejo envolver en este deseo añorado y camino entre las frías y oscuras lápidas antiguamente talladas.

 Crecen hermosas flores silvestres por doquier y mis pies las sortean para no pisar tan bellas vidas.

Sigo los pasos que tus palabras me dictan y por fin consigo divisar tu silueta.

Esa perfecta sombra de tu alma oscura que siempre me ha encandilado, y perdiéndome en la negrura de tus ojos y de tu ser… deseo lo que nunca antes había podido anhelar.

Nos fundimos  en uno solo como la primera vez.

Y entonces alcancé a comprender cuán equivocada me hallaba…

Porque todo tiene sentido y de repente todo importa.

Eres la paz que me vivifica, eres el único ser capaz de aportar consuelo y serenidad al mar de dudas del que estoy hecha.

Y ambos, abrazados, sintiéndonos únicos en los brazos del otro, asumimos que no hay amor más puro que éste, porque solo una mente como la nuestra sería capaz de comprender lo que se siente al amar al límite de la realidad.

Nada más necesito para sentir el impulso de un nuevo mañana que tu sombra junto a la mía.

Y contemplando los ambarinos rayos del amanecer reflejarse en el pequeño estanque cubierto de preciosos nenúfares despertando lentamente, decidimos sumergirnos en nuestra propia oscuridad hasta que de nuevo la noche nos brinde la suya propia.

Siempre oscuros

Siempre incomprendidos

Siempre solitarios, sin más necesidad que sentir la esencia del otro dentro de uno mismo.

Oh… qué bello es amar a los pies de lo desconocido, sumergida en el calor que me otorgas.

Un amor más allá de todo entendimiento, salvo para los malditos, con la sola idea de recorrer toda una eternidad sin más palabras que las tuyas deleitando mis sentidos.

Qué bello amor, insólito y elusivo, cual aire impalpable nos desvanecemos, recorriendo los bosques en busca de nuestro paraíso ensoñado…

Paranoias de una Mente PerturbadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora