III

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Casi sin darme cuenta, me sumí en un letárgico sueño de experiencias ya vividas que no me dejaban respirar.

El aire era denso y la oscuridad que me rodeaba era total. No fue hasta pasado un buen rato que mis ojos se acostumbraron a aquella visión nocturna. Entonces pude distinguir el lugar…

El lugar de mis recuerdos, de mi funesto pasado, ese lugar que ya casi había conseguido olvidar.

Ese páramo de hojas muertas y naturaleza mustia, donde la niebla reinaba y solo la tenue luz de la luna alumbraba el melancólico paraíso. Ese lugar desolado por el paso de mis años, ese lugar que mis tristes recuerdos pudo destrozar… pues antaño fue un paraíso lejano donde solo yo sabía llegar, donde entre sus árboles y oscuros lagos me podía refugiar, donde su luna de luz mortecina me solía alumbrar.

Mi lugar añorado… todo había cambiado y algo que todavía no había descubierto me había llevado hasta allí. Algo oscuro, algo malvado atacaba mis sentidos.

Distinguí formas lejanas, unas se hicieron visibles y otras se escondían a mi paso.

Caminé sin rumbo fijo, sin saber a dónde ir…

Sumida en las sombras, deambulando como un alma en pena en esta eterna oscuridad que me rodea, los demonios aparecen, mis fantasmas se revelan ante mí, la oscuridad se hace más grande y el gélido viento penetra en mi cuerpo. Sin ti, me atormentan…

En este paraíso lleno de sombras y niebla, bajo la tenue luz de la luna, sus rostros pude encontrar. Cuatro espectros ante mí aparecieron, mostrándome sus grotescas apariencias ya deformadas, me impiden el paso, me atormentan con mi pasado, pues ellos, señores de las sombras, en vida me atormentaron.

Alzo la vista, me encuentro con su mirada, y mirándoles a los ojos atravieso cada agonía que solo para mí han reservado, pues en sus ojos el odio está reflejado.

Dan un paso hacia mí, haciendo evidente su putrefacto hedor, y con burdas palabras me intentan humillar.

Sus garras se alargan hacia mí, y entonces lo noto… ese horrible dolor que antaño sentí, sus gélidas uñas de hielo se entierran en mi piel y congelan cada parte de mi ser. Me siento indefensa, solo quiero volver a escapar… pero algo distinto me atraviesa el alma, me parte en dos, siento como lentamente me voy desmoronando, y de repente, todo cambia, algo me obliga a reaccionar… tal vez fuiste tú…

Pero no, esta vez no…

Ya no huyo, no me escondo, ante ellos estoy. Ya no hay lágrimas que derramar.

Y esta vez, sin temor alguno avanzo hacia ellos, sin dudar, sin apartar la mirada. Y es entonces cuando con ellos me quiero enfrentar, uno a uno, rompiendo cada etapa pasada de mi vida.

Sin escucharles, empiezo mi lucha, perdiendo toda compasión, me libero de sus garras y su envolvente halo de tristeza y agonía, y sin piedad alguna, me voy apoderando de ellos. Sucumben ante mí, su sangre me salpica…

Oh, sí… este es mi momento. Totalmente recuperada, abandono aquel paisaje, dejando atrás todos los despojos ensangrentados que antaño me atormentaron.

Ahora puedo soportar mi pasado, convivir con su recuerdo, mas su esencia siempre estará sobre mis hombros, pero no… ya no me volverá a perseguir en sueños.

Sus espectros ya desaparecieron. Mas llegará el día en que ante todos mostraré lo que soy, sin temor, y nunca más me arrepentiré de mis actos cometidos, pues cada uno de ellos está teñido con la roja sangre de mi corazón.

Le pese a quien le pese, esa es mi esencia, y gracias a mi pasado, he logrado ser lo que ahora soy.

Abandoné aquel hermoso paraje, y solo recuerdo que cual potente rayo de luz me desvanecí en la oscuridad… para volver a aparecer en ese lugar donde solo yo sé llegar.

Mi amado bosque de tinieblas, mi bosque de calma y paz. Donde todo es posible, donde habitan la belleza y la oscuridad.

Oh, sí… mi remanso de paz y tranquilidad.

Te invito a venir, te invito a soñar, te invito a revelar tu auténtica identidad…

Si vienes, seremos la eternidad…”

Paranoias de una Mente PerturbadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora