Sin despedirme.

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Ya hace un mes que todo en mi casa cambio, ahora veo muy poco a papá y el divorcio ya esta en trasmite Fernanda siempre esta triste, y a Eduardo ya no lo veo tan seguido como antes, aunque cada momento con él es increíble y lo disfruto mucho ahora solo soy yo, libros, tareas, danza y musica.

—Hoy mismo nos vamos de aquí — irrumpe mamá en mi habitación.

Me levante rapido de la cama —Irnos, ¿a donde? — le respondí confundida.

—Miami, tu tía yanitza nos esta esperando, ya la llame. Y nuestro vuelvo sale en 4 horas así que comienza a empacar todo lo necesario.

—Pero ma' el colegio, mis amigos, la Academia — le recordaba desesperada.

—Nos vamos Katina, aquí no tenemos a nadie, ni siquiera tu padre vive en la ciudad. — puntualizó recostándose de la pared mientras cruza sus brazos.

—Pero ma' — insistí.

—Pero nada Katina. — afirmo saliendo de la habitación.

No puedo procesar esto, solo saque mis maletas del closet y comencé a empacar, mientras que la rabia, y la tristeza me invaden, no puedo controlar mis lágrimas.

¿Por qué mamá nos hace esto?

Me seque unas cuantas lágrimas, mientras metía mi ropa y zapatos en las maletas.

Fernanda apareció en el umbral de la puerta de mi habitación su nariz estaba roja y sus ojos hinchados. Lo cual indica que estuvo llorando bastante rato.

Se acerco a mi y sin decir nada, me envolvió en un abrazo.

—Todo esto es una mierda — murmuró.

Nos separamos.

—¿Te ayudo a empacar? — me ofreció secando una lágrima de su mejilla.

Asentí sorbiendo mi nariz.

Y así pasaron las horas y ya mi habitación parecía no tener vida, quite todos los adornos, post de Justin Bieber, mis antiguos juguetes, todo.

Le di un último vistazo a mi habitación, para después salir con mis dos maletas de la misma.

Fernanda me ayudo a bajar las maletas, mientras mi madre nos espera afuera en el taxi.

Y esta vez definitivamente y sin marcha atrás nos vamos.

Me voy.

[...]

Entramos a la casa de mi tía, quien alegremente nos recibió. Nos indico que pasemos al comedor, ya que la cena ya esta lista.

—Niñas coman algo para después ir a nuestra nueva casa.

—Ya tenías todo planeado ¿no? mamá. — dice Fernanda dolida.

—Fernanda no empieces y comienza a comer — le contesta mamá entre dientes. 

Por culpa de todo este drama, olvide despedirme, una vez mas mis ojos se llenaron de lágrimas. Saque mi celular del bolsito que traigo conmigo. Me levante de la mesa y me dispuse a alejarme del sitio para marcarle a Eduardo por WhatsApp.

Sentí un cuerpo impactar con el mío haciéndome soltar mi celular el cual cayo al piso estrepitosamente.

Subí la mirada encontrándome con los ojos verdes de mi prima camila, quien velozmente me abrazo.

—¡Katina! — exclamo apretando mi cuerpo.

—Hola Camila — le respondí casi sin poder respirar.

Luego de soltarme, la observe pasar al comedor. Recogí mi celular del duro piso de madera. Y al ver la pantalla mi corazón literalmente se detuvo, la pantalla está estrellada, trate de abrirlo pero al parecer el táctil no funciona. Y tan solo eso basto para ponerme a llorar como niña pequeña. Me senté en el piso y abrace mis rodillas.

—¿Que te paso? — interroga Fernanda gentilmente.

No hable, solo le mostré mi celular, ella formo una (O) con su boca como expresión de asombro.

—Mama te comprara otro, no llores, es lo de menos. — trato de consolarme.

Pero negué con la cabeza. —Solo en ese celular estaban los números de mis amigos, y ahora ya no sirve — solloce — el táctil no funciona.

Ella me abrazo —Ya Katina, no llores, ya nos vamos a nuestra nueva casa, solo piensa que sera un nuevo comienzo ¿si?.

—Yo no quiero comenzar en otro lugar. — replique.

—Chicas vamos, despidanse de su tía. — interviene mamá ignorando completamente el verme llorando.

—Adios — le dije fría a mi tía, quien me dio una sonrisa triste.

—Adios pequeña, todo va a estar bien. — me dice mientras me da un abrazo rápido.

"Lo dudo"

Salimos de la casa y el taxi nos espera afuera.

[...]

Mama tenía todo planeado, mi habitación ya esta acomodada, y se parece mucho a la antigua, las paredes tienen diferentes tonos del Color Morado. Muy bonita. La casa es grande, tiene 4 habitaciones, sala de estar, un jardín hermoso, tiene biblioteca y oficina, con un excelente comedor más una hermosa cocina.

— Oye Katina ¿te gusta? — me pregunta Fernanda quien parece deslumbrada por la nueva casa.

—Me encanta — confesé sonriente.

— El lunes vamos a la nueva escuela, eso me tiene los nervios de punta — me informa.

—¿Ya también tenemos escuela? — le pregunte asombrada.

—Eso fue lo que me dijo mamá.

— No nos despedimos Katina, no me despedí de Armando ni de los chicos. —sus ojos se humedecieron.

Ni yo logre despedirme de ellos, ni de Eduardo, tampoco de mis amigas, ni de aquel parque el cual visitabamos de niñas, ¿Recuerdas?

—Como olvidarlo. — responde —Pero piensa, asi es mejor, sin despedidas para ellos sera menos doloroso — termina diciendo. Mientras yo me acuesto en la cama.

Y la verdad tiene mucha lógica lo que dice.

—Es verdad, con el tiempo me olvidaran, Eduardo me olvidará aunque yo siempre lo recordare o pueda que con el tiempo también desaparezca poco a poco de mi mente, pueda que también lo olvide. —Lagrimas se deslizan por mis mejillas.

—Ya no mas lágrimas haz llorado mucho hoy. — me dice acostándose a mi lado mientras me abraza.

—Y ¿como no hacerlo? Si los voy a extrañar mucho, y en especial a Eduardo. Jamas olvidare sus lindos ojos Fernanda. — confieso derumbandome, una vez mas en el día poniéndome a llorar como niña pequeña en los brazos de mi hermana.

[...]

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Besame Sin Sentir [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora