Bajo el agua.

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Después de alejarme lo suficiente del lado de Sasuke -como ya mencioné, mi profesor- decidí recostarme en la sombra de un árbol cercano a la piscina.

Durante algunos minutos analicé lo que acababa de suceder y, entre todas esas sensaciones que me acompañaban, había una especial, esa que me decía lo inteligente que había sido por una maldita vez: dejaría de pensar en él, de quererlo, lo superaría finalmente.

El calor de verano me arrulló, el sonido del agua y las risas a lo lejos me mecieron en un sueño profundo, bajo la sombra del árbol finalmente mi mente se tiñó de un azabache profundo.

Veía a Sasuke acompañado de aquella mujer que le había coqueteado infinidad de veces y a las que él ponía atención por razones que desconocía.

Alejada varios metros de ellos.
Me permití apreciar por una última vez sus facciones, su cabello, todo él.

Una peli rosada mantenía su cuerpo pegado al de él, movía hebras de su cabello entre sus dedos sonriendo, él también lo hacía, mantenía ambas manos en la cintura de Sakura -la compañera que, tal vez, detestaba más de toda la clase- y cada vez la arrimaba más a su cuerpo.

Por primera vez, al ver aquellas escenas, me mantuve imparcial, ya no necesitaba llegar a él. No debía, no quería luchar más con esa maleza bajo mis pies que me impedía acercarme a él y la maleza ya no se esforzaba en mantenerme alejada, todo estaba en paz, estaba bien.

Su imagen se difuminó en la bruma, se volvió borroso y regresé a la completa oscuridad.

Perdí por completo la noción del tiempo.

Solo pude reconocer en algún momento que, con risas y pasos sigilosos se acercaban varias personas a mi. Seguía demasiado adormilada como para abrir los ojos, reconocí la voz de Naruto en el fondo, después unos brazos me rodeaban lentamente, la piel caliente y un poco mojada rozaba mis piernas y mi nuca.

Lentamente fui levantada.

Noté que Naruto -mi primo, por supuesto, estudiaba conmigo en el instituto, en la misma clase- quería llevarme a la piscina. Seguramente todos habían acordado eso al ser yo la única que no había entrado aún.

Empezó a caminar, estaba completamente despierta, calculé la distancia recorrida. En el momento preciso, mis brazos rodearon el cuello de Naruto, aún con los ojos cerrados, mencioné:

- Si vas a hacer esto, entonces tú caerás conmigo. -dije aferrada con fuerza en el caso dado que decidiera soltarme y dejarme caer adrede.

- Contigo, caería hasta a el infierno. -su voz me revolvió el estómago, no, no podía ser.

Abrí los ojos rezando porque yo estuviera equivocada y la voz que acababa de escuchar fuera tan sólo una imaginación. Sin embargo, al reconocer el color de la piel, el color del cabello mojado, la espalda ancha y los brazos sosteniéndome con fuerza, no eran los de un adolescente, eran de un hombre adulto.

Eran de Sasuke.

Era Sasuke.

Me tenía cargada y yo estaba abrazada a él.

Me separé y lo vi a los ojos, sintiendo el corazón en la garganta.

- Vamos -dijo sonriendo con malicia. Dio dos zancadas y se lanzó a la piscina, puso su cuerpo sobre el mío.

El agua cedió debido a nuestro peso, sus dedos se asieron a mi cintura, estampó su boca sobre la mía y el agua nos cubrió por completo.

Allí bajo el agua, con él sobre mí, entendí que no sería tan fácil superarlo y que, en definitiva, no comprendía lo que pasaba por su mente.

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