Nadie se enamoraría de la gordita [Libro 1]

27. La playa y los recuerdos

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Marlow y yo fuimos a la playa y en cuanto observé el mar, recordé cómo había sido la última vez que había ido. Sí, recordé que de pequeña tenía un amigo. Recordé que los dos éramos gorditos. Y por supuesto, recordé que en aquel entonces no me importaba tanto cómo era mi complexión. Que disfrutaba siendo yo misma. Y entonces Marlow me animó a quitarme la playera, a mostrar mi cuerpo con traje de baño sin tener miedo. Lo hice y me sentí liberada. Amaba el mar, pero las críticas que la gente decía sobre mi cuerpo me habían llevado a evitarlo, a odiarlo.