Compilación de mis one-shots (y algunas historias cortas) favoritos de Haikyuu!! que he publicado en ao3. Diversas parejas y temas indicados en el título e inicio de cada parte, respectivamente.
Notas: Bueno, bueno, esto de aquí creo que sí es sorpresa. Resulta que últimamente he estado pensando en algunas de mis OTP's en versión fem y, con todos los headcanons que tengo, no podía no escribirlo. Claro, planeaba que el primero fuera algo más fluffy, pero hey, hay que aprovechar oportunidades (PERO VAYA QUE ME HA COSTADO PORQUE NO SÉ QUÉ PALABRAS USAR EN ESTE CASO OMG DEBO LEER MÁS EN ESPAÑOL). He escogido hacerlo aquí porque el shibari (atadura erótica, por si acaso alguien no sabe) es algo con una estética que me encanta, pero que me parece que luce aún mejor en mujeres, así que je, aquí tienen un DaiSuga (más como SugaDai????) femenino y jugoso~
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Suga tenía que estar tramando algo, lo supo al llegar a casa y verla con un crop top de cuello tortuga. Era uno nuevo sin hombros ni mangas de un grueso tejido morado, pero el simple hecho de que usase una prenda así era motivo de sospecha. Exceptuando las veces en que cubría marcas, siempre que llevaba uno puesto debía prepararse para alguna de sus innovaciones.
Confirmó que no exageraba cuando el saludo consistió en un breve beso lento donde apoyó sus brazos sobre sus hombros y, al romperlo, sus narices aún se tocaban al decirle que fuera a la cama. Los latidos de Daichi ya se aceleraban de solo imaginar qué vendría.
—¿Y tú? —La orden le había sonado a que tendría que esperar por ella.
—Iré justo atrás de ti. Solo quiero seguirte. —Se encogió de hombros, sonriente.
—Tonta. —Soltó una risilla. La tomó de la mano y se encaminó a su habitación.
—No dirás eso cuando veas lo que he planeado para hoy. —Guiñó un ojo sin importarle que estaba a sus espaldas.
Daichi se acostó boca arriba en el centro de la cama mientras Suga cerraba la puerta. Nada lucía fuera de lugar alrededor, así que su idea no era de ambientación. Ninguno de sus juguetes estaba a la vista. Solo restaban dos opciones: había aprendido alguna nueva técnica o la impresionaría con lencería fina. La tela pesada de su mitad superior sería coherente con la segunda alternativa, pues cubriría la sorpresa e incluso dificultaría palparla. Sería un buen cambio; por lo general, ella era quien se ponía los encajes, las mallas y las medias porque su novia insistía en que le favorecían mucho más a un cuerpo curvilíneo como el suyo.
—¿Qué tienes para hoy? —preguntó a la vez que Suga gateaba desde el borde de la cama hasta quedar encima de ella.
—Aguarda un poco. —Nunca perdía la sonrisa, ni siquiera al inclinarse a depositar un corto beso en sus labios—. Primero debo desnudarte.
—¿Hm? —Entonces, ¿no era lencería recién comprada?
—Y tú no me quites nada. —Introdujo las manos bajo su blusa. La suavidad del tacto le dio cosquillas.
