Golpe de suerte | BokuAka

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Género: G.

Tema: Accidentes menores y otros que me reservo para no spoilear, je.

Nota: Esto lo escribí como regalo de cumpleaños para Momo (no me deja mencionarte ;-;) de sorpresa 💖 Tu BokuAka es el más perfecto que hay, desearía haber hecho algo mucho mejor ;-;

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La energía excesiva de Bokuto ocasionaba uno que otro accidente, entre los más comunes, golpes y tropiezos. Era algo a lo que se había acostumbrado desde antes de tener el cabello de dos tonos e incluso antes de su primera práctica oficial de voleibol. Era común que su piel se colorase de morado en algunos puntos como consecuencia de un descuido; en una proporción más baja, tampoco era de extrañarse que él pintase esos tonos en la piel de alguien más sin quererlo.

Nunca le había dado la mayor importancia —aunque sí se sentía bastante culpable si otra persona era la que acababa dolorida— hasta que se percató de que su fuerza de verdad era de temer. Tardó demasiado, considerando que eso ocurrió poco después de ser reconocido como el as de su equipo. Fue durante una de esas veces que se refrescó bajo el agua de la regadera al ducharse que reflexionó todo lo que implicaba ser quien ocupaba ese título: la admiración de los novatos, la precaución de los rivales, el vitoreo de los espectadores, el renombre en general, el peso que debía cargar con orgullo.

La estrella marcaba puntos potentes y resonantes, capaces de crear un corto silencio luego de impactar el suelo y de rebotar aún más alto de lo que el armador había levantado el balón. ¿Cuánta fuerza hacía falta para esa hazaña? ¡Y él la había logrado! Silbó; sus músculos no eran solo físico, eran un arma de la que debía tener sumo cuidado si no quería herir a terceros.

Por eso, a partir de ese instante, procuró no hacer movimientos bruscos ni repentinos estando demasiado cerca de otros; lo menos que deseaba era noquear a alguien. Fue imposible evitarlo todas las veces, mas sí disminuyeron los accidentes poco a poco. Le aliviaba ese nuevo control, si podía llamarlo de esa manera. Después de todos los golpes que casi cada miembro del club sufrió por estar mal posicionado durante una de sus detonaciones expresivas, esperaba que nunca le tocase a Akaashi conocer lo que era estar en el camino de sus puños.

Y era que Bokuto se guardaba muy bien su motivo más personal para su contención: no permitiría que la persona que le gustaba tuviera hematomas por su culpa porque, vamos, ¿qué impresión se llevaría de él si lo hiciera? Mientras menos puntos negativos acumulase, mucho mejor.

Su estrategia fue exitosa por todo el año y medio que llevaba conociéndolo. Tal vez, tanto tiempo saliendo liso instaló una confianza mayor de la debida en sus movimientos y fuera por eso que, después de marcar el punto que les hizo ganar el primer set en un partido de práctica contra Nekoma, extendió tanto sus brazos a los lados que se echaron algo para atrás, lo suficiente para darle en todo el centro del rostro a uno de sus compañeros con los nudillos. A Bokuto se le deshizo la sonrisa e inhaló agudo en cuanto sintió el choque. Podía ver a Kuroo a punto de doblarse de una carcajada del otro lado de la red; no le dio ningún buen presentimiento. Esperando lo peor, volteó muy despacio con labios apretados y ojos casi desorbitados a su izquierda, donde Sarukui y Komi rodeaban a un Akaashi con medio cuerpo agachado y una mano en su nariz.

—Bien hecho, campeón. —Konoha apoyó una mano sobre su hombro. Sacudía la cabeza con lentitud—. Sé cómo son esos golpes, no me extrañaría que comenzara a sangrarle la nariz.

—¡Akaashi! —Las palabras del otro solo aumentaron su pánico. Dio los pocos pasos que lo separaban de él en apenas un segundo—. Akaashi —repitió más tembloroso al ver cuánto apretaba los ojos y fruncía el ceño—. ¡Lo siento! ¡¿Estás bien?! ¡¿Duele mucho?! —interrogó sin pausa y sin darle tiempo de siquiera decidir una respuesta.

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