Compilación de mis one-shots (y algunas historias cortas) favoritos de Haikyuu!! que he publicado en ao3. Diversas parejas y temas indicados en el título e inicio de cada parte, respectivamente.
Notas: Este es mi aporte al Día 2 de la BokuAka Week 2018, cuyos temas a elegir eran Flower Shops o Ice Cream Parlor. Solo por ser yo, la elección era bastante obvia (? Originalmente iba a participar tooooda la semana, pero poco a poco la universidad fue matando mis opciones hasta que solo me he quedado con esta 💔 Aun así, pienso escribir al menos una de las ideas que tenía planeadas luego n.n
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Trabajar en una botánica sigue siendo sorpresivo para Bokuto, pero duda haber encontrado algo mejor. Cuando empezó a cazar empleos, siempre pensó que terminaría en alguna tienda deportiva, sin embargo, aún no entiende cómo lo rechazaron en todas. Su pérdida de ánimos debió ser muy fuerte, no se explicaba de qué otra manera Ushijima, su compañero de equipo más serio, se dio cuenta y le dijo que buscaban un nuevo vendedor en el negocio de sus tíos. Su mala racha acabó gracias a su recomendación.
También se le hace raro ver a ese chico en otro uniforme que no sea el de voleibol, mas ese es un detalle innecesario en el relato. Simplemente cree que no está de más expresar su agradecimiento, pues además es quien le enseñó lo curiosas que pueden ser las plantas y, por lo tanto, ha ayudado —sin saberlo, o lo hubiese detenido— a darle su sello personal a su labor.
Claro que, de haberlo notado antes, cualquier colega lo habría detenido. Es un secreto a voces que Bokuto regala muestras no pedidas de la mercancía cuando un cliente le agrada. Al encargarse de su atención hasta el momento del pago, es de los que más interactúan con ellos, por lo que es algo que ocurre con frecuencia, alrededor de tres veces semanales cuando tiene menos suerte. Ya lo han regañado por lo que puede implicar que entregue flores individuales recién cortadas de sus plantas, pero insiste con su defensa de que no hay pérdidas porque no les da la maceta entera, solo una ramita.
Es una lógica debatible —una persona astuta sembraría esa rama y voilà, flores gratis si contaba con suerte—, mas no tan errada en cuanto al dinero, así que nadie logra ponerle freno a ese gesto.
Tiene un punto débil por los niños que se deleitan por los colores explosivos de algunas flores. Si ve que están desilusionados mientras sus padres cancelan cualquier otro producto —o dirigiéndose a la salida con las manos vacías—, busca sacarles una sonrisa al darles una de esas flores que llamaron su atención. Algunos olvidan agradecer, pero le basta con su felicidad para él también alegrarse, haciéndoles caso omiso a las miradas de los demás trabajadores.
En menos ocasiones se vuelve atrevido al regalar una flor —aleatoria para la mayoría— con algún significado en especial. No espera que se den cuenta —si no fuera por Ushijima, solo sabría del clásico te amo de las rosas rojas—, incluso prefiere que nunca lo hagan cuando se le enfría la cabeza. El mensaje depende de la persona, de lo que haya causado en él. Casi siempre es algo que, como empleado, sería inapropiado decir directamente. Es genial tener algo similar a su propio idioma en clave, es como cuando intentaba crear un nuevo lenguaje secreto de niño que apenas sus amigos y él mismo entendían.