De Regreso a Casa

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-Como sea hagamos esto- dijo Pansy y los tres se metieron debajo de la capa de Harry, para no dejarse ver por el perro

Harry empujó la puerta.

Cuando la puerta crujió, oyeron unos gruñidos. Los tres hocicos del perro olfateaban en dirección a ellos, aunque no podía verlos.

— ¿Qué tiene en los pies? – pregunto Draco

—Parece un arpa —dijo Pansy—. Quirrell debe de haberla dejado ahí.

—Debe despertarse en el momento en que se deja de tocar —dijo Harry—. Bueno, empecemos...

Se llevó a los labios la flauta que había conseguido hacia unos días-que bueno que a Justin se la habían regalado por navidad y este se la haya prestado cuando se lo pidió- y sopló. No era exactamente una melodía, pero desde la primera nota los ojos de la bestia comenzaron a cerrarse. Harry casi ni respiraba. Poco a poco, los gruñidos se fueron apagando, se balanceó, cayó de rodillas y luego se derrumbó en el suelo, profundamente dormido.

—Sigue tocando —advirtió Pansy a Harry, mientras salía de la capa y se arrastraba hasta la trampilla. Podía sentir la respiración caliente y olorosa del perro, mientras se aproximaba a las gigantescas cabezas.

—Creo que podemos abrir la trampilla —dijo Pansy, espiando por encima del lomo del perro—. ¿Quieres ir delante, Draco?

— ¡No, no quiero!

-Y se supone que tú eres un hombre- replico Pansy—Muy bien. —Pansy apretó los dientes y anduvo con cuidado sobre las patas del perro. Se inclinó y tiró de la argolla de la trampilla, que se levantó y abrió.

— ¿Qué puedes ver? —preguntó Draco con ansiedad.

—Nada... sólo oscuridad... no hay forma de bajar, hay que dejarse caer.

Harry, que seguía tocando la flauta, hizo un gesto para llamar la atención de Pansy y se señaló a sí mismo.

—¿Quieres ir primero? ¿Estás seguro? —dijo Pansy—. No sé cómo es de profundo ese lugar. Dale la flauta a Draco, para que pueda seguir haciéndolo dormir.

-¡¿Que?!- replico el rubio- un Malfoy no toca flautas

-Entonces prefieres ir tu princesita- le dijo Pansy

-Puedes ir tu primero- le dijo Draco

-Niñita- dijo la chica se acercó y miró hacia abajo. No se veía el fondo

Se descolgó por la abertura y quedó suspendida de los dedos. Miró a Draco y dijo:

-Si algo me sucede juro por tu madre, que las pagaras Draco

—De acuerdo —respondió el rubio

—Nos veremos en un minuto, espero...

Y Pansy se dejó caer. Frío, aire húmedo mientras caía, caía, caía y...

¡PAF! Aterrizó en algo mullido, con un ruido suave y extraño. Se incorporó y miró alrededor, con ojos desacostumbrados a la penumbra. Parecía que estaba sentada sobre una especie de planta.

—¡Todo bien! —gritó al cuadradito de luz del tamaño de un sello, que era la abertura de la trampilla—. ¡Fue un aterrizaje suave, puedes saltar princesita!

Draco la siguió de inmediato. Aterrizó al lado de Pansy

—¿Qué es esta cosa? —fueron sus primeras palabras.

—No sé, alguna clase de planta. Supongo que está aquí para detener la caída. ¡Vamos, Harry!

La música lejana se detuvo. Se oyó un fuerte ladrido, pero Harry ya había saltado. Cayó al otro lado de Pansy.

Distintas Caras de la Misma MonedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora