III.Clara

638 43 0
                                    

Allí estaba, delante del portal de su casa, esperando a que le abriera, como tantas otras veces, como siempre hacía. Ese ruido tan molesto de que le estaban abriendo la puerta y decidirse siempre por subir los 6 pisos a pie, empezando con mucha energía, pero desinflándose a mitad del tercer piso. Llegar a la puerta de su casa tan exhausta, con la respiración entrecortada y que sus esfuerzos fueran insuficientes porque el aire no llenaba sus pulmones. Se quiso recomponer, como si lo seis pisos no hubieran sido suficientes para cansarla. Cerró los ojos, un último golpe de aire que no sólo se debía por el cansancio de subir las escaleras, y la puerta se abrió.

- Hola... - dijo en un tono de voz más flojo de lo esperado.

- Anda pasa... - conocedora de que había subido a pie. - No me vas a dar un beso? - Mimi se giró para mirarla, allí apoyada en el marco de la puerta del salón, siguiendo con su mirada sus pasos mientras dejaba el casco de la moto y la mochila a un lado del salón.

- Si, claro. - Se acercó a ella rozando levemente sus labios. - Qué hay de cenar? - dijo tratando de desviar la atención y adentrándose en la cocina. Como siempre, trataba de revestir de normalidad la tensión que palpaba profundamente en su pecho y le dolía, preguntándose si ella también la notaba de la misma manera, y que aun así, no eran capaces de ponerle palabras.

- He pillado algo del japo al salir del trabajo.

- Perfecto. - abría las bolsas para investigar que contenían. - Dime que hay fideos udon, que desde la semana pasada que se suponía que íbamos a ir con estos tengo mono. - No hizo falta respuesta porque los encontró al minuto. - Es lo mejor que me ha pasado en el día de hoy.

- ¿Y eso? ¿Mal día en el curro? - le preguntaba mientras del armario de arriba del fregadero cogía un par de vasos.

- No. Nada fuera de lo normal. - y se iba hacia el salón cargada con la cena. - ¿Qué coges el vuelo mañana de madrugada? - se sentó.

- Sí, tengo que estar a las 5 en el aeropuerto -abría la bandeja de sushi - Al menos voy con Manuel.

- ¡Por favor! Este japo hace los mejores udon del mundo mundial. - se relamía del gusto y su chica sonreía al mirarla.

- ¿Que vas a hacer sin mí estas tres semanas? - apoyó su mano en la barbilla y Mimi pudo ver sus ojos brillantes penetrando su mirada.

- No sé.. - se encogió de hombros. - Lo mismo que hago siempre. - sorbía un fideo que se había quedado rezagado del resto.

- Vamos que no me vas a echar de menos. - dijo de manera cortante, o así lo apreció Mimi.

- No he dicho eso. Solo que si no estás, el tiempo que dedico a estar contigo lo tendré que ocupar en otra cosa. - y quiso volver a aparentar total tranquilidad ante el pequeño malentendido que podría formarse. Pero, en el fondo, sabía que no iba a ser difícil dedicar ese tiempo a otra cosa cuando últimamente no se veían tanto.

- He hecho una carrot cake, la que sobre te la llevas a casa.- Sí, podría decirse que había surtido efecto o bien era la propia chica la que no quería darle más vueltas al asunto. Mimi respiró por dentro aliviada, y por fuera aplaudía emocionada ante la noticia del postre.

- Mira, pues así tengo excusa para quedar con Ricky.

- Desde cuando necesitas excusas para eso. - sonrió recogiendo los restos de la cena para llevarlos a la cocina. - Ay, por cierto, ¿qué tal el otro día? Que al final no te lo pregunté.

- Ah bien... - alzaba un poco su voz para que la pudiera escuchar bien desde la otra habitación.

- Parecen majos, y bueno hay una chica, Martel, que está como una cabra. Realmente me salvó un poco la cena, porque no paraban de comentar cosas de cantar, y ya sabes... - miraba distraída su móvil.

DECISIONES - warmi -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora