IX. Todo eso contigo

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Miraba el reloj, a las 19.00h tenía la audición, y estas cosas podían tanto alargarse como durar un suspiro, dependía de tantos factores. El último mensaje de Mimi a Ana fue a las 18.30h dándole toda el ánimo del mundo, y pidiéndole que nada más acabar le llamara para que le comentara impresiones. Ni qué decir que durante el medio día, aprovechando el parón de Mimi en la oficina, estuvieron hablando cerca de una hora, porque Ana estaba atacada y la rubia le intentaba tranquilizar, aunque para qué negarlo, incluso ella estaba más nerviosa que la propia Ana, aún así, le hizo ver que si las cosas no fueran todo lo bien que esperaba no pasaba nada, porque las oportunidades se irían sucediendo.

Miró de nuevo la hora, eran las 20.30h, había salido como un rayo de la oficina, y dio gas a la moto para llegar a las puertas del teatro en el que tenía lugar la audición. Dentro de lo posible iba tranquila, porque Ana todavía no le había dicho nada, y eso querría decir que aún no habría hecho la prueba y podría llegar a tiempo para recogerla en la puerta. No sabía si era la mejor idea, pero quería pensar que después de estar toda la semana bajo bastante presión le haría bien salir y encontrar una cara conocida. Realmente la espera se le estaba haciendo pesada, aún sentada en el su moto mirando cómo salía la gente del teatro unos más animados que otros... Y recordaba su etapa de bailarina, casting tras casting, la emoción y la ilusión de pasarlos, y el tirar siempre para adelante cuando las cosas no salían bien.

Para combatir la espera, se acercó a un bar de la zona para pedirse un café con más leche que café para ser sinceros, y volvió a su zona de vigilancia, esperando a una Ana que seguía sin dar señales de vida. Removía de manera autómata el café con aquel palillo de plástico y de repente se le vino Martel a la cabeza y aquella conversación...

Al final Martel la había convencido para ir a mirar nórdicos. Es que cuanto más lo pensaba más surrealista lo veía: Martel comprando un nórdico con ella y ahora que se acercaba el buen tiempo, ¿en qué momento pensó que era buena idea acompañarla?

- Últimamente estás comportándote muy adulta, ¿seguro que te encuentras bien? - se mofaba Mimi.

- Es a temporadas, ya ni me preocupo. En dos meses vuelvo a ser la irresponsable que todos estáis echando de menos y nos cogemos una buena borrachera. - y seguía mirando los nórdicos más feos que había en la tienda.

- ¿Y por qué no has esperado para venir con Ana?

- Ay, Ana... - hizo una pausa dramática. - Está trabajando porque me debe unos cuantos favores. - ¿Qué te parece éste? - y le enseñaba uno con el fondo rosa chicle y un motón de flores que a Mimi le recordaba más a la funda del sofá de la casa del pueblo de sus abuelos. -

- La tienes absorbida. - dijo con naturalidad encaminando un nuevo pasillo.

- ¿Cómo? ¿cómo? - se apresuró en el paso y se quedó a su altura.

- Pues eso. Que me tengo que chupar sus cambios de turno porque siempre tiene algo que hacer contigo. - decía como fastidiada y a Mimi se le instaló una sonrisa tonta en la cara.

- ¿Pero qué dices? - y Martel se giró hacia ella.

- Lo que oyes. Que estoy jodida con vuestra amistad, y con tus ganas de hacer cosas. Me parece bien que paséis todos los días juntas, pero que a mí no me afecte.

- Eres muy tonta... - se quejaba tímidamente Mimi, como un poco descubierta, como si encuentros fueran más bien un secreto de estado.

Un dependiente se acercó a ellas, y la verdad, que Mimi estaba alucinando con la cantidad de modelos de nórdicos que podía llegar a haber: de plumón, de fibra, de algodón orgánico... Miraba divertida la cara de concentración de María como si la decisión que tomara fuera la más difícil de su vida. Y, finalmente, después de marear a aquel chico, haciéndole sacar una cantidad infinita de nórdicos, y Mimi bastante desesperada porque quería marcharse hacía por lo menos dos horas, Martel pensó que una decisión de tal calibre no la podía tomar en una sola tarde y que debía meditar cuál de los dos firmes candidatos debería tener el privilegio de vestir su cama, darle calor en las noches de frío y soledad, Mimi avaló tal decisión, porque claro, estaría comprando un nórdico que fácil no disfrutaría completamente hasta que llegara nuevamente el invierno.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2019 ⏰

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