VII. Recital y bailes

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El día anterior al famoso recital había quedado con Ricky, a la salida del trabajo, porque el día se había puesto feo, y la lluvia bastante intensa, por lo que la moto en días como esos para Mimi no era opción. Se movía en metro o en bus sin problemas, pero en esta ocasión Ricky se había ofrecido a llevarla a casa.

Se asomó por el ventanal del balcón de su despacho que daba a la calle y pudo reconocer el coche de Ricky, un Volkswagen golf blanco del año '99 que se compró de segunda mano para poder ir al trabajo le esperaba en doble fila con los intermitentes de emergencia encendidos. Apagó el ordenador y salió con aparente tranquilidad. Alejandro, su compañero de trabajo se apresuró a salir con ella.

- Últimamente estás más risueña. - apreció el chico con una sonrisa pícara.

- Y tú más tonto. - bromeó, adelantándose por las escaleras.

- Un día tendremos que quedar para que me lo cuentes.

- Pero si no tengo nada que contar. - abría la puerta del portal. - Venga, Alex, hasta mañana. -se despedía del chico poniendo dirección al coche de Ricky.

- ¿Qué pasa maricona? - se dieron dos besos.

- Estoy agotada mentalmente - se puso el cinturón y Ricky iniciaba la marcha. - Oye, ¿sabes que Ana me ha invitado a un recital?

- Ah muy bien. - estaba atento al tráfico. - Yo también iré con estos. A darnos apoyo.

- En verdad no sé de qué va el recital. No quería parecer tonta delante de ella cuando me lo pidió. - Ricky se rió con el comentario.

- ¿Sabes las naves que están cerca de la estación del tranvía? Que las remodelaron hace poco - Mimi asentía.- Pues las usan para eventos culturales y cosas así. Y esta semana, desde el martes hasta el sábado hacen como una especie de festival, donde hay todo tipo de arte, música, teatro, exposiciones, talleres, baile - remarcó esto último - Habrán food trucks, que sabes que ahora están súper de moda. Total, que una de las actuaciones es Ana. Y el recital pues es eso, Ana cantando. No sé yo si será poco más de 6 canciones, pero te escucha la gente, no solo los 4 gatos que solemos ir siempre.

A Mimi no le disgustó para nada la idea, es más tenía pinta de ser interesante el festival.

- ¿Subes? - le invitó la rubia.

- No, no puedo. He quedado.

- ¡¡¡uuh!! - puso un tono picarón. - ¿Y con quién has quedado? - le hacía cosquillas en los costados a un Ricky que se encontraba totalmente atrapado e inmóvil por culpa del cinturón.

- ¡Para! - suplicaba - ¡Estoy indefenso! ¡Para! - se revolvía en su asiento. Mimi le hizo caso. - Te lo contaré en su debido momento.

- Eres un misterios cuando quieres. Te odio. - le besó despidiéndose de él y bajándose del coche.

Salió corriendo hacia el portal de su casa porque la lluvia volvía a intensificarse. Las chicas no estaban todavía en el piso, así que se puso cómoda y encendió su ordenador buscando videos de coreógrafos, en esta ocasión de Kiel Tutin. No podía negar que pese a todo seguía gustándole el baile. Cerró la puerta de su habitación, por si acaso llegaba Aitana o Thalía no la molestaran, y se puso los cascos, para poder evadirse del mundo, con el baile, como siempre le había gustado. Y así pasó la noche.

***

Llegaron más pronto que el resto a las naves que habían sido restauradas y que nada tenían que ver con ese lugar abandonado y que daba miedo sólo de mirarlo desde la lejanía. No sólo el Ayuntamiento había invertido en aquellos locales remodelándolos y dándoles un uso dedicado al ocio y la cultura, cuestiones que en los últimos tiempos se habían dejado de lado, sino que había mejorado el acceso a las mismas, asfaltando el camino e instalando farolas, así como un parking justo al lado para poder aparcar sin problemas.

DECISIONES - warmi -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora