Capítulo 27, Cada sombra en su lugar

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En la oficina de Naruto en Uzushio, el mismo día que llegó Hiashi Hyuga a pedir información de Hanabi estaba Naruto y Hinata hablando. –¿Qué te dijo Hiashi al ver el estado de Hanabi?–

–Me dijo que era un sádico pero le dije que Konoha nos lo enseñó– a lo que Hinata asintió con la cabeza –Y antes de irse me preguntó si la mantenía desnuda por algún deseo de mi parte–.

–¿Y qué le dijiste?–

–La verdad, fue humillante los primeros días pero después se le hizo costumbre, y se le va a volver a entregar ropa cuando termine el castigo cómo señal concreta de que ya se acabó–.

–Muy cierto– dijo levantándose de su silla y colocándose atrás de Naruto –Tú siempre sabes qué decir– dijo masajeándole los hombros.

–Tú sabes que no es cierto, muchas veces tú eres la que me dice qué decir–.

–Y por eso nos va también– contestó guiñándole un ojo –Dime que sigue–.

–Cómo dije antes pronto se cumplirá el aniversario de la llegada de Kasuyo y quería hacerle una actividad en su honor por su gran apoyo–

–Es cierto se lo merece, después–

–No me das ni un respiro ¿verdad?–

–Me temo que no– contestó con una sonrisa.

–Lo mejor para seguir tratando con Hanabi es que tú seas quien la trate ahora y no yo, ya que debe haber creado un miedo exagerado hacia mí, y lo que sigue a eso creo que ya es ir a Kirigakure pero va a ser un viaje largo–

–¿Por qué?–

–Tenemos que seguir donde nos quedamos viajando al otro lado del país de fuego y seguir por el más desde ahí para asegurar nuestro plan de contingencia–.

–Cierto, bueno ya es muy tarde porque no vamos a casa–

–Al fin– dijo Naruto levantándose de golpe y estirándose –¿qué tienes pensado hacer de comida?–.

–No sé ya veremos qué se me ocurre–.

Unos días después Hinata estaba entrando a una cueva en la montaña detrás del templo de Uzushio a las diez de la noche, su vista solo se iluminaba por unas antorchas que se encendían automáticamente al notar que alguien pasaba por ahí con los sellos de detección de Naruto. Llegó a una puerta metálica con varios candados y la abrió encontrando a Hanabi en una esquina –Hola Hanabi– a lo que ella levantando la cabeza levemente y pregunta ¿ama e... es usted?–

–Sí y vengo a...– pero fue interrumpida por Hanabi.

–Ama lo siento yo...– se detuvo nerviosamente– la volví a interrumpir–.

Hinata suspiró –Sí, pero creo que ya fue suficiente de esto ¿verdad?–

–Sí ama ya aprendí mi lección–

–¿Y cuál es esa lección?–

–Era una persona demasiado egocéntrica y lastime a su hija con palabras llenas de veneno, le ruego me disculpe– dijo lo último sollozando.

Hinata entró en la habitación salpicando agua con sus pasos le puso la mano en la cabeza y dijo –Ya lo hicimos–

–¿Ta... también el... el amo?– dijo temblando.

–Sí, vamos te voy a llevar fuer de aquí– lo dijo levantándola –te voy a dar algo de ropa y algo de comer ¿te parece?– dijo alejándose y esperándola en la entrada.

Naruto, un mundo en esclavitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora