Chapter 2

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—Tienes que estar bromeando —bufó Jackson al momento de abrir la puerta.

Mark solo sonrió, burlón y se abrió paso hacia el interior del apartamento. Miró de reojo hacia el reloj de la pared, alegrándose de haber podido llegar unos minutos antes de que comenzara la lección.

—No recuerdo haber comido verga de payaso —contestó, dejándose caer en su sitio usual sobre el sofá.

—¿A qué viene el repentino cambio de look? —Jackson se paró frente a él, ignorando su respuesta para, en cambio, mirarlo con expresión acusadora. Mark alzó la vista a su rostro con una sonrisa complacida. Sabía que se refería a su nuevo tinte. Porque sí, él también lo había hecho. Su cabello lucía un tono rubio extra claro, en contraste con el rubio oscuro que Jackson había usado para su propio cabello. La reacción de su amigo estaba siendo tan divertida como se la había imaginado.

—Solo quise.

—¿No te parece curioso que te den deseos de teñirte el pelo justo después de que yo comentara que lo haría? —preguntó con ironía.

—No. —Mark sabía que su actitud desinteresada sacaba de quicio a Jackson. Eso formaba parte de la diversión— ¿Cómo sabes que yo no tenía pensado teñirme desde hace tiempo?

Jackson no dejaba de mirar fijamente hacia su cabello. Tenía una expresión difícil comprender, en la cual parecían arremolinarse la frustración, el enojo y la admiración.

—Ambos sabemos perfectamente que no es así.

—No tienes cómo comprobarlo. —Mark se encogió de hombros— Además, no puedes juzgarme cuando fuiste tú quien salió corriendo a darse el color que Jaebum hyung dijo que le gustaba. Eres demasiado fácil de leer. Estoy cien por ciento seguro de que con esa actitud de colegiala enamorada solo vas a conseguir un frío rechazo cuando le pidas su número.

Jackson apretó sus dientes, cada vez más irritado.

—Tu cabello ya no es precisamente castaño, Mark —contestó con sorna—. Obviamente no soy la única colegiala.

—¿Y? Yo no le voy a pedir su número. Ya yo lo tengo, ¿recuerdas?

Jackson estuvo a punto de contestarle algo bastante fuerte, pero justo en ese instante llamaron a la puerta. Ambos chicos cambiaron instantáneamente sus expresiones, como si hubieran sido sorprendidos in fraganti.

—Ve a abrirle. —Mark fue el primero en reaccionar. Vio como Jackson caminaba hacia la puerta y, casi inconscientemente, se acomodó el cabello, sintiéndose, de repente, un poco inseguro.

No había querido admitirlo, pero el tinte que Jackson se había dado le quedaba espeluznantemente bien. Había conseguido lucir tierno y sexy a la vez, como si ya no fuera suficientemente con lo bien que se veía normalmente. Sabía que su mejor amigo era caliente. El más caliente de los dos, si le preguntaban su opinión sincera. Así que le preocupaba muchísimo que Jaebum no quisiera resistirse a los encantos de Jackson. Era difícil hacerlo, él era divertido y adorable. No en pocas ocasiones había sorprendido a Jaebeom mirándolo, embobado, como si quisiera devorarlo con los ojos. Las cosas que le había dicho justo ahora, habían sido de labios para afuera. Solo se había teñido porque no quería perder. Él también quería un look diferente, en vistas de que el anterior no estaba funcionando.

No quería salir derrotado de aquella silenciosa batalla. En sus dieciocho años, no tenía memoria de haberse sentido atraído por alguien de la manera en la que se sentía atraído por Jaebeom. No tenía mucho sentido, pero aquel hombre había aparecido y había barrido con todo lo que él había cuidadosamente construido en su mente. Sus reglas de no enamorarse sin ser correspondido, de no meterse con hombres mayores que él y su propio tipo de personas que le resultaban atractivas, todo había sido destruido por Lim Jaebeom como si su sola presencia fuera más fuerte que un huracán.

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