Chapter 9

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Jaebeom no recuerda exactamente cuándo fue la primera vez que se dio cuenta de que le gustaban ese tipo de cosas.

Tal vez siempre estuvo ahí, esa sensación, distinta a lo que sus amigos solían expresar. En vez de anhelar tocar, morder, chupar; él siempre gustó de mirar, relajarse mientras disfrutaba de una buena demostración.

No es que no le gustaran otras cosas. Sino que, simplemente, mientras algunos no podían soportar la tentación de tener algo frente a ellos sin abalanzarse como animales, él adoraba disfrutar calmadamente de la vista.

Aunque ya había tenido un par de problemas con eso.

Porque, si algo había aprendido después de varias relaciones, era que no a todo el mundo le gustaba ser observado.

Tu mirada es extraña, tan penetrante... Das miedo...”

Tienes que estar enfermo”

No me sigas pidiendo eso... es extraño”

¿Es en serio? ¿Qué tiene de interesante solo mirar?

Después de escuchar las mismas frases una y otra vez, había preferido no darle riendas sueltas a esa, aparentemente extraña, preferencia suya. Tampoco era que se sintiera como un ser particularmente extraño ni nada por el estilo. Sabía que había cosas peores en el mundo. Simplemente, no quería tener que pasar por eso de nuevo, por tener que dar explicaciones o soportar la incomodidad de la persona que estuviera con él. Prefirió enterrar eso en alguna parte y no pensar mucho en el asunto. Prefirió ser “normal”.

Pero esa era otra de las tantas resoluciones que se habían ido al carajo después de conocer a Mark y a Jackson.

Agarró la nuca de Jackson y lo atrajo en un beso algo ansioso. El sabor del semen de Mark aún se sentía en su lengua, pero eso no le molestó en lo más mínimo. Jackson se estremeció y gimió sorprendido, contra sus labios.

Sí, Jackson estaba sucio, pero le estaba encantando verlo así. Ver como Jackson hacía una felación era, sin dudas, una de las cosas que nunca iba a olvidar. El menor tenía una forma tan especial de hacerlo, tan particularmente obscena y sensual, como si su momento más hermoso fuera justo cuando tenía un pene hundiéndose en su boca.

Mark seguía apoyado contra su pecho, entre los dos, su respiración tibia se sentía contra la piel de sus cuellos, su mirada perdida en aquel beso que estaba sucediendo justo frente a él.

—Creo que lo entiendo... —dijo de repente. Jaebeom y Jackson se detuvieron, girándose a verlo, siendo ellos quienes parecían no entender nada ahora— Entiendo porqué te gusta... —Sus dientecitos apretaron un poco su abultado labio inferior— Solo mirar... —Pasó sus dedos por la nuca de Jackson, jugueteando con sus rubios cabellos— Es agradable.

—¿Quieres mirar...? —El mayor sonrió de medio lado. Le gustaba cómo funcionaba la mente de Mark. Era, de cierta forma, muy similar a la suya.

Mark se movió ligeramente y observó a Jaebeom, lo exploró con su vista, impunemente. Una de las manos del pelinegro aun recorría perezosamente su propia erección, su ropa algo fuera de lugar y el cabello un poco desaliñado a consecuencia de las rudas caricias que Jackson le había dedicado mientras lo besaba. Mark sintió que podría ponerse duro de nuevo solo con esa vista, después de todo, era Jaebeom. El Jaebeom que tanto había mirado antes, en esa situación...

—Sí. —Su voz fue poco más que una exhalación, un suspiro de esos que se sueltan sin pensar mucho, como si el cadente movimiento de la mano de Jaebeom tuviera algún poder hipnótico sobre él. Sin mayores ceremonias, Jackson se le acercó, su rostro recorriendo cuidadosamente su cuello, dejándole pequeños besos a lo largo de toda su garganta, provocando que unas juguetonas cosquillas lo recorrieran por entero.

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