Chapter 8

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—Entonces, hyung... ¿Quieres ver?

Jackson movió un poco sus cejas, curiosamente no se sentía para nada inseguro con respecto a lo que estaba diciendo. Ya lo había notado, tenía la sutil sospecha de que, para el mayor de los tres, simplemente mirar entrañaba un placer demasiado deseable.

Lo había notado desde la primera vez que besó a Mark frente a él. Aun si la mirada de Jaebeom había permanecido inexpresiva, en sus ojos podía notarse la sombra de la lujuria. Tal vez cualquiera pensaría que realmente los estaba probando o, incluso era posible que esa fuera su intención inicial, pero a Jackson le pareció ver más allá de eso.

Además, estaba esa sonrisa complacida en los labios del pelinegro, el imperceptible sabor de la victoria en sus palabras cuando contestó.

—Si... me encantaría ver.

No, no sé había equivocado. Mark era el único que parecía no haber leído aún entre las líneas. Jackson podía notar en su rostro el sinfín de emociones que lo recorrían. Desde el enojo hasta la sorpresa, pasando por supuesto, por la vergüenza y la excitación. Las mejillas sonrosadas del americano eran un poema y Jackson sintió que quería hacer que ese rostro luciera aún más apetitoso, quería que Jaebeom viera que tan erótica podía tornarse la mirada de su mejor amigo.

—Ya oíste. —Le dijo, sin darle tiempo a reaccionar, sin explicarle, disfrutando su tierna confusión. Se acercó a él, sujetando suavemente su mentón. Mark lo dejó, aun mirándolo como si nada tuviera sentido, sus oscuros orbes titubeando entre los contrarios y los labios que se acercaban para besarlo. Jackson probó sus labios, quedamente, esperando a que Mark correspondiera. Lo sintió tímidamente comenzar a mover sus labios y eso bastó para que la intensidad aumentara.

Mark no entendía porqué Jackson querría besarlo frente a Jaebeom. Si querían tratar de tener una relación entre los tres, lo más lógico era intentar algo con el mayor, dejarle saber cuánto lo deseaban, explicarle lo que deseaban... no estarse besando entre ellos.

Puso una mano sobre el hombro de Jackson, empujándolo un poco. Su mirada buscó rápidamente a Jaebeom, en un último intento por organizar la situación.

Pero Jaebeom lo miraba fijamente, su labio inferior aún prisionero entre sus dientes.

—¿Todavía no lo entiendes? —Jackson sujetó su mejilla, paseando su pulgar por los húmedos labios de Mark— Jaebeom hyung quiere vernos hacerlo... —Se volvió a mirar al mayor— Le gusta...

Mark entreabrió sus labios, finalmente cayendo en cuenta. Todo se puso en su lugar en un santiamén y no pudo evitar sentirse un poco idiota.

Si lo pensaba bien, tenía sentido. Estaba perfectamente claro.

—¿Te molesta eso? —Jaebeom acarició su otra mejilla, mirándolo a los ojos.

Su cabeza se sacudió en un casi imperceptible “no”.

—Bien... —Jaebeom se inclinó sobre él— Si son buenos chicos, puede que les dé una pequeña recompensa —susurró, cerrando la distancia y dejando un suave beso sobre los enrojecidos labios de Mark. Jackson lo miró, haciendo un puchero y, con una sonrisa, Jaebeom lo besó también— Ambos tendrán su recompensa.

Jackson sonrió también, luciendo extremadamente complacido con lo que su tutor había dicho. Tan fácil de hacer feliz.

—Creo que valió la pena saltarse la escuela.

El pelinegro lo miró de nuevo, esta vez frunciendo el ceño.

—Ese asunto aún está pendiente. —Se levantó del suelo, estirando sus brazos hacia abajo, para ayudar a los menores a incorporarse. Sujetó las manos de ambos, caminando de espaldas hacia la cama— Pero, por ahora, tenemos otras prioridades.

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