Chapter 7

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—Siéntense allí. —Jaebeom señaló hacia una cama de las dos que había en la habitación, mientras cerraba la puerta tras de sí. Tanto Mark como Jackson dieron una ojeada alrededor antes de tan siquiera mover un solo dedo.

Por unos segundos, se dedicaron únicamente a mirar. La habitación no era muy grande pero, para dos estudiantes universitarios, era más que suficiente. Estaba dividida en dos por una línea imaginaria que parecía separar la parte de Jaebeom de la de su compañero de cuarto. Como si hubiera un espejo que reflejara ambos lados. Sin embargo, mientras el otro lado de la habitación estaba impecablemente ordenado con todos los libros dispuestos de forma pulcra sobre el escritorio, la cama perfectamente hecha… el lado de Jaebeom parecía el reflejo oscuro de eso. Su cama era un revoltijo de sábanas y almohadas. El escritorio estaba lleno de libros abiertos y papeles, bajo los cuales, casi sepultada, podía verse un infeliz laptop que luchaba por un poco de aire. Todo lo demás era un desastre por el estilo. Nunca hubieran pensado que Jaebeom tuviera tan poco orden en su propio espacio.

—¿No me escucharon? —La voz de Jaebeom sonaba áspera, como si en ella rumiara un mal disimulado enojo. Ellos sabían que Jaebeom traía consigo un mal temperamento, pero estar a punto de comprobarlo de primera mano era realmente escalofriante. Cumplieron con la orden en silencio, dejándose caer sobre la cama del mayor. Se sentaron con cierta incomodidad, dispuestos a aceptar el regaño que Jaebeom iba a darles. Sabían que habían hecho algo malo, no eran tan tontos como para suponer que lo que sea que hubiera sucedido entre ellos el día anterior los iba a liberar de eso.

—Hyung, nosotros… —Jackson empezó a hablar pero las palabras se le enredaron. ¿Qué podría decir? No era como si simplemente pudiera explicarlo todo. ¿O sí?

Se sentía como un niño pequeño y eso no le agradaba. Ya él era lo suficientemente grande como para enfrentar las consecuencias de sus actos. El problema era que, por alguna razón, la mirada fría y penetrante de Jaebeom le impedía pensar con claridad.

—¿Ustedes qué? Explíquenme de una vez que hacen aquí y como se las arreglaron para que el subdirector los encontrara.

—No te enojes con nosotros, hyung. —Mark habló, aun con la vista gacha— No queríamos hacer nada malo.

Jackson deseó ser así de adorable en ese momento. Sabía que después de ver algo así, ni siquiera Jaebeom podía seguir molesto.

Aunque, al parecer, se equivocaba.

—¿No querían hacer nada malo? —El pelinegro los miró, aun enojado, como si el tierno tono de Mark no le causara el más mínimo efecto— A esta hora deberían estar en la escuela. Así que definitivamente algo bueno no están haciendo. Explíquenme de una vez antes de que yo saqué mis propias conclusiones. —Estiró una mano para agarrar la silla de su escritorio y ponerla frente a la cama. Se sentó y cruzó sus brazos sobre su pecho, recostándose contra el respaldo— Vamos. No tengo toda la mañana para ustedes.

Mark y Jackson se miraron, empujando silenciosamente la culpa de un lado a otro. El que Jaebeom los descubriera, si bien lo habían pensado, no era algo para lo que se hubieran preparado. Ninguno de los dos tenía claro qué hacer en ese momento.

—O le dices tú o le digo yo. —Mark explotó finalmente, cansado de ver como Jackson movía las cejas en su dirección tratando de decirle algo de esa forma. Algo que por supuesto él no iba a entender.

—Solo díganme. Cualquiera de los dos. —Jaebeom se estaba empezando a impacientar.

—Está bien. —Jackson se acercó, gateando, al borde de la cama, cerca de donde Jaebeom se había sentado— Pero prométenos que no te vas a enojar.

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