Dancing in the moonlight { Terminada }

Parte 2

Gabriel se encontraba totalmente aturdido, no podía creer que estaba en un boliche gay, que había sido seducido por un chico y que le había gustado, esto era demasiado para el. Así que se puso la campera, y decidió salir del lugar, una vez que estuvo afuera, camino hasta su auto, pero una voz lo detuvo. — ¿Ya te vas? — el rizado se volteó, y ahí lo vio, apoyado contra la pared, con una pierna flexionada y un cigarrillo en su boca. Esta vez estaba vestido, bueno en realidad tenía puesto un tapado.
— ¿Qué pasa? ¿No hablas? — volvió a preguntar el chico. — Emm, no es que... es que yo vine por equivocación a éste lugar — respondió el rizado, medio tartamudeando por los nervios, y sí, el chico le causaba nervios — ¿Posta? No parecias muy equivocado ahí adentro mientras me tocabas el culo — soltó el alto, sin rodeos, haciendo que Gabriel trague saliva — Me llamo Renato, mis amigos me dicen Tato, Tatito, Tatin, Tengue,  como más te guste — le dijo, extendiendo la mano en señal de saludo, la cual fue aceptada por parte del rizado «Me gustas de cualquier manera» pensó
— Yo me llamo Gabriel, y mis amigos me dicen Gabi, Conde, Ave — contestó, mientras sonreía — Jaja ¿Ave? que raro — dijo Renato entre risas — mm bueno, a vos te dicen Tengue ¿Qué es Tengue? — se defendió Gabriel. — Che, vamos adentro Ave — habló el alto, tomandolo de a mano — ¿Te vas a quedar conmigo? — preguntó, ni siquiera sabe por qué — Me quedo con vos — respondió el otro.

Entraron agarrados de la mano, fueron a la barra, a pedir unos tragos. Después de unos minutos, y unos cuantos vasos de bebidas con alcohol, ya estaban un poco borrachos.

— Renato: ¿Posta estás acá por equivocación?
— Gabriel: Sí, es que quería conocer otro lugar y terminé acá ¿Vos que onda?
— Renato: Yo trabajo acá, soy bailarín.
— Gabriel: Ah mira, con razón la vestimenta.
— Renato: ¿No te gusta?

Cuando terminó de decir esto, dejó caer el tapado al piso, quedando de nuevo sólo en short. Gabriel tragó saliva, y pudo sentir calor que subía por todo su cuerpo, yendo directamente hacia su entrepierna
— Me encanta — contestó sin pensar, mientras se mordia el labio, y el otro pasaba la lengua por los suyos.