Parte 7

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Después de haber pasado todo el día juntos, los chicos intercambiaron sus números, para seguir hablando hasta que puedan verse. La realidad era que en la semana los dos estaban muy ocupados como para juntarse, así que nos les quedaba otra que hablar por mensajes.

Gabriel: ¿Qué haces hoy?
Renato: Estudio a la mañana y trabajo a la tarde.
Gabriel: ¿De qué laburas en la semana?
Renato: En una librería.
Gabriel: Ahora entiendo porque tenes tantos libros...
Renato: ¿Estás insinuando que me los robo? Muy mal Gallicchio, muy mal.
Gabriel: Yo no dije eso jaja ¿Podemos juntarnos a la noche? Si tenes un tiempito para mi.
Renato: ¿Me extrañas?
Gabriel: No me hagas decirlo.
Renato: Uy que lástima, porque no tengo tiempo para la gente que se hace la difícil.
Gabriel: Te odio.
Renato: :(
Gabriel: Mentira, y sí, te extraño.
Renato: A las 20:00 hs en mi departamento.
Gabriel: Te veo bombón.
Renato: Chau bonito.

Gabriel salía del trabajo a las 16:30 y estaba muy emocionado por ver al Tengue, así que mientras esperaba que se haga la hora, fue al gimnasio un rato. Estaba concentrado en la cinta, mientras escuchaba Leo Mattioli con los auriculares, para las 18:30 ya había terminado y fue a bañarse. Estaba a punto de salir, cuando escuchó voces en el vestuario.
— Sí, quizás vuelva a buscar a Renato, extraño lo bien que la chupaba — dijo esa persona riéndose, Gabi no pudo evitar espiar, cuando corrió la cortina de la ducha, vio de quien se trataba, era el chico de la foto, que estaba abrazando a Tato, definitivamente era más que su amigo, una especie de calor subió por su cuerpo, cargaba una gran impotencia y ni siquiera sabía por qué razón. «¿Será por él, que Tatito tiene tanto miedo a estar con alguien?» pensaba, mientras seguía observado la escena.
— Hace unos meses que no nos vemos, pero si le hablo te apuesto lo que quieras a que vuelve, si lo tengo comiendo de mi mano — dijo, y Gabriel no aguantó más la situación, salió de la ducha, se vistió, mirando al chico rubio de una manera que parecía iba a matarlo. — ¿Qué miras vos rulitos? — le preguntó de una muy mala forma — ¿Y a vos que mierda te importa gil? — le contestó el rizado — Ah, te haces el malo — y lo empujó — ¡No me toques porque te cago a piñas! — le gritó, devolviendole el empujón — Ésta bien, tranquilo — decía mientras se alejaba.

Gallicchio estaba en su auto, dirigiéndose a la casa de su amigo, no tan amigo, pensando en la situación que tuvo que vivir en el gimnasio, no sabía por qué había reaccionado así, o quizás si, pero no quería asimilarlo, era muy temprano para tener celos ¿No?. Cuando estaba llegando le mandó mensaje al menor "Estoy llegando bonito". 

Una vez que estuvo en la puerta del edificio, no alcanzó a llamar, ya que el pequeño estaba ahí esperándolo, y ahí estaba de nuevo, ese sentimiento que hacía estragos en su interior. Se sorprendió cuando el pequeño lo saludó con un beso en los labios. Subieron al ascensor, piso ocho, apenas las puertas se cerraron, comenzaron a besarse de una manera desaforada — Te extrañé — le dijo Gabriel — Nos vimos hace cuatro días Gabi, pero yo también te extrañé — le contestó, volviendo a juntar sus labios.

Dancing in the moonlight { Terminada }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora