PRÓLOGO

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02 de Septiembre del 2008
12:00pm








No siento mis piernas ni mi cerebro ya que me duele demasiado y aparte me duele los huesos.

-¡Au!- me quejo al ver que en la parte de mis costillas estoy vendada y que sólo me encuentro con un camisón y un short.

Y también no diviso la habitación, ¿Qué es este lugar tan decorado y hermoso?, ¿En donde estoy?, ¿Por qué estoy vestida haci? Y la más importante de todas las preguntas que me rodean...

-¿Quien soy yo?

Digo mientras me veo en un espejo que se encontraba a un lado de la enorme habitación.

-Por el momento no me importa de quien sea, ya que voy a curosiar un poquito- me decía para mi misma.

Fui desde lo que parecía una puerta de baño el cual no me confundí, si era pero no un baño cualquiera ya que este se encontraba con mil y un cosas.

Saliendo de allí me dirigí hacia otra puerta de la otra esquina y en esta se encontraban un montón de ropa, diferentes colores, modelos y tallas.

Fui a la siguiente puerta de la "pequeña habitación", porque de pequeña no tiene nada.

Al momento de tener la perilla entre mis dedos, escuche abrirse la puerta más grande por lo que di un salto.

-Milagro que despiertas

Dijo una señora que se veía muy joven y se acercaba a mi.

- ¡Jairo la niña está despierta!

Grita la señora en dirección a la enorme puerta de entrada a la habitación donde me encuentro estática.

- ¿Te sientes bien? ¿No estas mareada? ¿Cómo has llegado hasta aquí mi niña?

Notaba la preocupación en sus palabras y me límite a responder pero de mis labios no salía ni una sola palabra.

- Carolina, ¿Qué pasó...?

Dijo un  señor viéndo hacia mi dirección y de igual manera que no parece tan viejo.

- Ya era hora mi niña...

Dice el señor poniéndose alado de la señora y abrazandola. Para después la señora arrodillarse, poner una mano en mi hombro y decir:

- Nos diste un miedo como nunca pero tranquila nosotros estamos aquí...

¿Qué? Como que les hice tener un miedo, sólo estoy parada inmóvil en esta enorme habitación, y...

- ¿Quienes... so..son... ustedes...?

Digo con algo de miedo pero eso no me preocupaba en ese entonces... lo que más me preocupa es:

- Y ¿quién soy yo?

Lo pensé a alta voz por lo que la pareja se daban miradas entre si pero no decían nada. Y en sus miradas se notaba preocupación.

- Mi niña mira, yo...- dijo la señora queriendo tomarme del hombro pero no me deje y di un paso atrás.

- No me diga así señora- di pasos hasta topar con mi espalda el armario- No se quien son ustedes y lo peor es que no recuerdo hasta mi propio nombre.

Dije sin negarle dos veces porque es cierto o de cierta forma y en simple palabras... NO RECUERDO NADA y podría decirce que comienzo a tener miedo.

- Mi niña, ¿podríamos sentarnos?

Dijo el señor señalando a unos cojines por lo que no puede negarle porque mi parte vendada me estaba doliendo y comencé a agitarme.

-Yo soy Carolina- comienza por hablar la señora para después señalar a su pareja- y el es mi esposo, Jairo. Nosotros no podemos tener hijos por lo que... a ti...

-¿A mi qué?- dije por que la señora Carolina se quedó en silencio.

- Te adoptamos- concluyó su marido- nosotros te adoptamos como nuestra hija y por tu nombre no te preocupes.

-¿Cómo me llamo?

- Te llamas Carolina igual que yo mi niña.

Carolina, Carolina, Carolina... algo me decía que ese no era mi nombre. Por lo que los regrese a ver para encontrar alguna respuesta en sus ojos.

-¿Por qué no recuerdo nada?

-Por que...- trago salina la señora Carolina y prosiguió- tu venda- dijo señalando a mis costillas- tuviste un accidente en el orfanato y caiste en coma y...

El señor Jairo la interrumpió:

-Y el doctor nos dio ciertas advertencias como que te lastimado tardará en curar- nuevamente me señaló- y que también perderias la memoria y que por eso...

La señora Carolina lo corto:

- Jairo y yo, escogidos comenzar todo de nuevo como una familia y tu como nuestra hija- su mano se acercó a la mía.

-¿Qué?

Esto y atónita por esta respuesta que no me imaginaba que por ningún lado de mi cabeza creía que me responderán con esto...

-Hija ¿te encuentras bien?

Era la pareja a una sola voz por lo que me quedé viendo a el suelo en silencio.

- Sí... padre... sí... madre...

Dije algo tímida pero a ellos no les importó.
Ya que se pusieron de pie y me abrazaron y no me importó mis vendajes.

Mis brazos rodearon a los dos y ellos a mi... me sentí protegida y por ese preciso instante no me importó mi pasado de cierta manera no me importa nada.

Y creo que de esta forma como familia y  me quedaré con mi nueva vida para  dejar mi pasado atrás.

El pasado de mis pesadillas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora