2-Starbucks

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Cuando llegué al Starbucks Andrew no estaba, así que me senté en una mesa al lado de la ventana.

Marqué su número y lo llamé a su celular, no contestó.

Dejé el celular arriba de la mesa y me quedé viendo la ventana.

Pasaron muy pocos autos, enfrente estaba el instituto. Era grande y con seis pisos, y muchos chicos adolescentes entraban y salían. Los profesores seguramente estaban dando sus clases y... ¡mierda! Si Andrew no llegaba pronto llegaremos tarde a clases

Me volví hacia el celular y le escribí un mensaje

>>¿Estás bien? Ya estoy en el Starbucks, se hará tarde.<<
Seth.

Envíe el mensaje y saqué la cuenta de cuanto tendríamos para hablar, media hora, no mucho. Hice una mueca.

-Hola.

Levanté la vista del celular y lo apoyé en la mesa. Delante mío está una chica rubia, tiene el cabello muy largo y muy bonito, su piel era muy blanca y sus labios estaban pintados con un labial rosa viejo, genial, no era ni rojo ni rosa chillón, debo admitir que me encantó, sus labios eran normales, ni muy gordos ni muy finos y su nariz era muy bella.

La miré y... woooooow. Sus ojos eran realmente hermosos, de un azul grisáceo.

Me quedé mirándola a los ojos largo rato, eran como hipnóticos.

No estaba tan maquillada como mamá ni parecía tener ojeras, me fijé en sus ojos, no parecían tristes, de hecho, parecía que gritaban de alegría.

Sonreí sin querer y ella también sonrió.

Entonces me di cuenta de que la había estado mirando demasiado tiempo.

Me ruboricé como un estúpido y luego sentí mis mejillas arder.

Apreté los labios y sacudí mi cabeza.
Volví mi vista hacia ella y pasé mis manos por mi cabello, nervioso.

-emmm ¿hola?- sonó mas como pregunta que como saludo, pero la verdad es que no conocía a la chica.

Ella ensanchó su sonrisa.

-Seth, ¿verdad? -preguntó y yo me sorprendí.

-¿Como sabes mi nombre?.

-Me dijeron que sabes tocar la guitarra - Dijo ella sonriendo-.

Yo sentí una punzada en el pecho.

-Ya no toco -dije pero no fue mi intención sonar tan brusco y seco-.

La chica dejó de sonreír.

-Entiendo, sólo quería aprender -me miró y se levantó, pude ver que el cabello le llegaba a las rodillas-.

-Lo siento, no fue mi intención hablarte así, pero no enseño.

Ella sólo asintió

-Te pagaré. Por cierto, también necesito un tutor de matemáticas. ¿Conoces a alguien que quiera o pueda enseñarme? -dijo, sonriendo-.

Negué con la cabeza y luego dije:

-No quiero dinero - entonces recordé que Metallica venia en unos meses a la ciudad por que estaban de gira y quería unas entradas- pero podrías pagarme de  otra forma.

Ella dejó de sonreír y me miró mal

Entonces supe que me había malinterpretado.

- no soy esa clase de "servicios"- dijo haciendo comillas con los dedos en la palabra servicios-.

Mentiras Que DestrozanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora