VII. Jerico Wilson.

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En una de las bases secretas de Have, se encontraban hermano sangre, junto con un payaso de elegante aspecto.

—Aun no entiendo, ¿Cómo fui a parar a ésto?, Relacionarme contigo. Slade tenía razón contigo no se puede tener un trato.— se quejó hermano sangre.

—Ho....— espetó el Guasón. — ¿Acaso te has arrepentido de tus... “acciones sagradas”?— Rio el Guasón, se le hacía gracioso verlo no poder cumplir su palabra. —Es irónico que no sepas nada, yo he mantenido al batsi, fuera de tu jugada, desviando su atención a cualquiera de tus acciones conmigo, y tú no puedes... Traerme a una niña simplona de 18 años... Lo creí más formidable que unos simples jóvenes— se burló rodeándolo.

—Entiende... Qué esos simples chicos como tus los llamas tienen poderes y juguetes y saben jugar muy bien con ellos...— lo contradijo.

Al Guasón escuchar: Chicos, juguetes... Se le ocurrió una macabra idea.

—¿Y por qué no les das de tus propias medicinas con uno como ellos?— le sugirió. — por qué si no tú ya sabes de lo que soy capaz por no traerme a una bella chica.— Lo amenazó el Guasón antes salir.

El hermano sangre solo se quedó ahí parado, hasta él mismo duda en lograrlo, no pensó que se le dificultarían atrapar a una chica de 18 años. Miro su escritorio, no dudó en acercarse pues había un teléfono muy sospechoso.

Solo lo agarro como si de un histérico se tratase.

—Bueno...?— sentía oyó a travez del la pequeña bocina del teléfono.

—Deadstroke... Soy hermano sangre Creo que necesito tu ayuda, te daré el dinero que tú quieras pero ayúdame. Tú eres bueno con los niños— le pidió.

—¿Qué quieres?.

—Quiero que tú y tu hijo Jericó, se hagan cargo una... Jovencita— explicó

—¿Cuál jovencita?— Slade entendía muy bien el mensaje.

— Esa tal Raven, y los jóvenes Titanes no me permiten cumplir con el pacto que tango de entregarla...

—No sé si te acuerdas de que hacer pactos con un lunático era un retundo error. Pero solo por el dinero y por salvar mi trasero porque también de algún modo estoy involucrado usted y incluso el de mi hijo— cuelga.

Slade sabía que hacer pactos con un loco era un error del que no hay vuelta atrás... Él lo sabía muy bien, pues la pequeña Tara Marcov estaba obsicionada con él sin que él mismo supiera prometiendole algo nulo.

Tendría que llamar a su hijo: Jericó.

Un cuervo sin recuerdos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora