l'essenza I

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La esencia es algo de lo que se habla por siglos, supongo que se discute porque siglos antes alguien se dio cuenta de que todos los hombres del planeta se le parecían pero no eran iguales a él. Así que primero se discutió la esencia del ser humano, quién era y por qué era, y cuando los hombres con grandes mentes se dieron cuenta de que era inútil encontrar la esencia en el todo, decidieron buscarla en las partes, y así surgió la personalidad. 

Sin embargo para nuestra Rossetta y para nuestra Mia, personalidad es algo que no les importa demasiado, ellas jamás tomaron en cuenta la personalidad, ni nada que se le parezca, no les gusta el término, ellas siguen optando en cambio, por la esencia.

La psicología nació del término psique, en la antigüedad los hombres creían que poseían un alma, un psique, así que decidieron adentrarse en ello, en su psique, estaban desesperados por comprender qué era su psique

Con el tiempo descubrimos que el hombre no está hecho por la psique, sino por un conjunto de neuronas que actúan en su cerebro y se comunican, estas poseen axones que se comunican con otras dendritas e intercambian estímulos, en pocas palabras, hacen sinapsis. 

Sin embargo, aún cuando se sabe tanto acerca del cerebro humano, y actualmente ya demasiado sobre las reacciones químicas que ocurren en él (aunque aún falta tanto por descubrir) existe gente que prefiere seguir creyendo en la psique. 

Tal es el caso de Rossetta, ella cree en la esencia del ser, siempre se negó a creer en los sistemas que la constituían, despreciaba a los destacados científicos que cada día descubrían cosas nuevas sobre ellos mismos. Los despreciaba casi tanto como despreciaba al propio Platón, base de su creencia en el amor platónico. 

No los despreciaba porque los considerase estúpidos, ni mentirosos, los despreciaba porque odiaba escuchar algo que no le gustaba, siempre lo odió, y odiaba escuchar algo que pudiera explicar quién era ella.

— Siempre he odiado a todos aquellos que intentan encontrar la verdad del ser humano, o la verdad en el inicio del universo

— ¿Por qué? — cuestionó Mia, con bastante intriga

—Porque son tan necios, intentan comprender algo que no pueden, ¡que no deben!

—¿por qué no deben?

—Imagina esto, Mia, si toda la humanidad entendiera el por qué de su existencia, ya no habría razones para vivir. Antes era interesante porque todo era hipótesis, porque podías imaginar que Dios te concibió o a escondidas creer en algo más que Dios

—¿Y ahora por qué no?

—Porque el misterio se acabó, sabemos de dónde venimos y hacia dónde vamos, por qué funcionamos y cómo funciona la vida

—¿Y qué tiene eso de malo?

—Por supuesto que nada, y eso precisamente es a lo que deseo llegar, no existe algo bueno o malo, pero cuando afirmas algo como cierto, como sumamente cierto, entonces pierde la magia; la socialización del ser humano perdió la magia con el contrato social, cada vez el ser humano adquiere más humanidad, y parece emocionarle tal cosa

—¿Por qué no habría de emocionarle?

—Porque ya no habría preguntas que hacer, imagina tú, que un niño pueda tener todas las respuestas algún día, entonces ya no habría preguntas, ya no habría misterio

—Un niño siempre hace preguntas muy extrañas

—Es precisamente por eso que me gustan los niños, porque saben que no hay respuesta y siguen contentos, nosotros somos en parte niños pero perdimos el misterio, hicimos preguntas que deseamos contestar con tanta ansía y cuando las contestamos, perdieron su significado

—¡Es horrible lo que dices, Rosseta! No se puede vivir en la irrealidad, simplemente es algo absurdo —contestó Mia ofendida en cierta medida

—Sí se puede —Rossetta la miró —Y siempre se vivirá así

—¿Por qué lo dices?

—El hombre nunca va a poder responder quién es, incluso si ya sabe cómo funciona, va a seguir preguntando porque nunca va a creer en esa respuesta. Si un hombre lo cree, perdería su humanidad, vería a todos los demás como un conjunto de nervios y vasos que transportan sangre, ¡como un pedazo de carne!

— ¿No hacen eso los doctores?

— Es por eso que me duele la medicina

— Has dicho antes que odias la humanidad, pero ahora dices que te preocupa que el hombre la pierda, no te entiendo

— El hombre es exactamente ese punto medio entre animal y humano, Mia, si se vuelve demasiado humano se pierde a si mismo, y si se vuelve demasiado animal, se vuelve loco

— ¿Y entonces qué somos? ¿Cuál es la esencia del hombre?

— Tal vez ambos, animal y hombre, ¡Que excitación! Somos el animal que mutó, que un día se dio cuenta de que era algo

— No estoy de acuerdo

— ¿Entonces qué crees que somos? — cuestionó Rossetta

— No me gusta creer que somos algo, no me gusta creer en la esencia, no me gusta creer en algo

— Entonces crees en ti misma — Rossetta la miró mal, y Mia sonrió

— Tal vez todos creen en lo que quieren creer, ¿no crees? Todos creen en ellos mismos

— A veces debes salir de ti, Mia, porque creer sólo en ti te volverá una necia

— ¿Y qué más da? Sólo existo yo en el universo, en mi universo

— Me das tanta tristeza

Uccellino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora