non c'è amore a prima vista

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- Sabes que hiciste mal, Rossetta - pronunció Nestore mientras se desvestía el frac oscuro que había llevado toda la noche.

- Lo sé, Nestore, lo sé, ¿Pero qué querías que dijera? Esos hombres son tan brutos que...

- Detente, Rosseta. Son mis amigos y no puedo tolerar que los llames así

- Pero tú sabes que lo son

Nestor no dijo nada, simplemente se quedó parado frente a ella mientras la miraba.

- ¿O no? - cuestionó la mujer, algo enojada

- No lo sé, Rossetta, a veces creo que vives en un mundo demasiado romántico

- No puedo creerlo - No pudo soportarlo, se levantó y salió de la habitación con prisa, necesitaba estar sola.

Nestore era su marido desde hace tres años, en su historia no cabía nada entre-buscado: dos jóvenes Italianos que se conocieron en una cena organizada por sus padres, él era hijo de un burgués sobre saliente de aquella localidad, ella, hija de dos pintores románticos. Una noche bastó para que se enamoraran, para que volvieran a reunirse varias veces y terminarán por casarse en una bonita ceremonia.

Sin embargo, no todo fue tan fácil después, como estaba claro, ninguno tenía a los 17 años (momento en que se esposaron) la idea clara de lo que deseaba hacer en su vida o sus ideales bien plantados; así que comenzó el infierno, y no porque carecieran de algo material puesto que de nada carecían, pero el amor que alguna vez habitó en su corazón joven, se fue apagando con el transitar de los años, tres habían sido suficientes para apagar la llama, o más bien, para que la de ella se apagase, pues él no tenía ni la más remota idea de que ella ya no le quería, él sin embargo, en verdad la amaba, la amaba tanto que le hubiera perdonado cada injuria o mal acto, la amaba con cada parte de su cuerpo pero no la amaba como ella necesitaba, y peor aún, no la amaba de la forma en que ella pensaba que era el amor. Es verdad que él hubiese dado todo por ella pero cuando llegaba el momento de preguntarse ¿Por qué?, él no hallaba respuesta otra más que: Porque te amo, porque eres bonita, la más bonita, porque necesito estar a tu lado, eres para mí lo que ninguna otra mujer, y un sin fin de frases más, pero ¿Qué era amar para ella en realidad? Ningún hombre en su vida le había dado el significado de amor que ella estuvo buscando por años, ninguno de sus decenas de pretendientes le había amado en realidad, o como ella decía, sólo estaban enamorados, parcialmente tontos por la belleza de su rostro joven, parcialmente embobados con su voz. Pero, ¿Qué era entonces el amor?

Además en ella había otro problema más grande aún: la diferencia entre sus creencias. Él era, como ya mencionamos, hijo de un burgués sobresaliente, cuya esposa murió cuando el pequeño Nestore tenía tan sólo 4 años de edad, así que jamás conoció el amor, no pudo tener esa ventaja ensayo - error dada por los padres, así que cuando se enamoró lo hizo por primera vez, y también por primera vez quiso entender qué era amar y lo entendió mal, al menos lo entendió como su padre se lo enseñó: con un signo de pesos en medio. Y ella, en cambio, creció rodeada de artistas, y peor aún, románticos, desarrolló ideas distintas, demasiado lejos de parecerse a las de él.

¿Qué era el amor para ella? ¿Qué era? Se lo había repetido a su marido tantas veces y sin embargo él se negaba a escucharla, ya sea por sus amigos o porque quería hacer el amor, pero jamás entendió por completo a lo que ella se refería, lo creía tonto debido a que para él lo único valioso en el mundo era el dinero pues podía tocarse, podía intercambiarse y el dinero hacía sonreír a la gente: cuando daba una propina ellos sonreían, la mayoría lo hacía, y la primera vez que le compró a ella un collar de plata, por supuesto que sonrió, así que eso podría significar la felicidad y el amor. El amor se compra, el amor se vende, se vende en las calles a la mitad de un callejón, se vende con joyas y vestidos, con comida deliciosa que da placer al paladar, y se compra con dinero. Puede parecer tan banal lo que digo ahora mismo pero él lo creía así, y no importaba cómo lo creyesen otros sino lo que él creyese en ese instante, no importa si a usted no le parece o si a ella tampoco, pues lo único que a él le importaba era que el sonido de unas monedas en su bolsillo le hacía tan feliz.

Por otro lado tenemos a Mia, una hermosa joven, y preste demasiada atención a lo que el significado de "joven" puede conllevar, mírelo así: Un joven no ha vivido demasiado, no ha aprendido lo suficiente, tampoco ha obtenido tanto conocimiento empírico y por lo tanto un joven parece ser un niño cubierto por años, una joven que besa y besa como si tocara el pasto por primera vez, una joven que le sonríe a la gente que ya no es tan joven como si a ellos les dieran tantas ganas de sonreír, una joven que piensa en el mundo como si fuera color de rosa pues apenas aprende a tropezarse, ¡No, no, no! peor aún, nunca se ha tropezado. Tantos privilegios, tantos vestidos en el clóset, tantas sirvientas viniendo de aquí para allá. Y lo único que aquella muchacha conocía acerca del amor era lo que había leído en novelas románticas y un poco de lo que miraba que hacían sus padres. Sin embargo, y cabe aclarar, no era una muchacha tan tonta, es verdad que creía en el amor a ciegas pero también es cierto que la mayoría lo había aprendido de los adultos que ya sabían qué era amar. Ambas tenían un pensamiento casi idéntico acerca del amor, el problema, señores, es que dos personas pueden leer el mismo libro y aún así este evocará sensaciones diferentes.

Tal vez las dos fueron bastante testarudas, tal vez la culpa de todo recae en Rossetta, quién ya había vivido por lo menos un matrimonio más que Mia. O tal vez ninguna tenga la culpa, porque al final del día. ¿Cómo puede haber culpa en el hecho de amar?

Uccellino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora