Alimenté a los animales, limpié el corral de las gallinas y cepillé a los caballos. Luego fui hacia la casa y tendí mi cama y ordené mi habitación. Lo mismo hice con la de mi tío. Lavé la ropa sucia a mano, ya que no tenemos lavarropas. Por último preparé el almuerzo, unos simples fideos, y puse los platos en la mesa. En eso se me fue toda la mañana.
Almorcé, y le dejé la comida a Bruce en el microondas. No tenía nada más que hacer, entonces fui a ver a mi querido Jack.
- Hola, bebé. ¿Cómo te va hoy? Espero que estés de buen humor, porque daremos unas cuantas vueltas por el campo- le dije a mi caballo. Lo quiero mucho, es uno de los seres más importantes para mí, además de mis amigas Kate, Jenny e Isabel. Son mis únicas amigas. Como dije antes, soy muy tímida y no tengo muchos amigos. Además, mi colegio está en un pequeño pueblo, a unos kilómetros de mi casa, y no concurren muchos estudiantes. En mi grupo tan sólo somos diez chicos. Por suerte, no hay una chica que sea la típica popular. Somos amigos entre todos y nadie se cree mejor que nadie.
Le coloqué la montura a Jack y me subí de un salto. Recuerdo aquellos tiempos cuando necesitaba ayuda para subirme a un caballo... Ahora soy una experta. Antes venía a casa un profesor que me enseñó todo lo que sé; a andar al paso, trotar, galopar, saltar, entre otras cosas. Le di dos suaves patadas a Jack para que avanzara. Anduvimos tranquilamente durante unos minutos, hasta que empezamos a trotar, y luego, a galopar.
Estuvimos horas andando, hasta que empezó a oscurecer. Al terminar, estábamos muy transpirados los dos. Bañé a Jack con la manguera y le di una manzana como premio.
- Al fin llegas, ¿qué diablos estabas haciendo?- me preguntó Bruce apenas entré a la casa.
- Lo siento , tío, fui a dar una vuelta con Jack- dije algo alarmada; podía tener un ataque de ira en cualquier momento.
- Te he dicho muchas veces que no me gusta verte no hacer nada. ¿Qué esperas, mujer? ¡Ve a cocinar mi maldita cena!- gritó el tío enfadado.
Asentí con la cabeza y me apresuré a preparar la cena.
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Esa noche mi tío me ordenó que fuera a la habitación y no me permitió cenar. ¡Ni siquiera me permitió salir para tomar una ducha! Entonces esperé hasta que fuera medianoche. Cuando escuché a Bruce roncar, salí sigilosamente de mi habitación para ir al baño. Tomé una ducha rápida y me vestí con mi camisón rosado que me llega hasta las rodillas. En realidad no tengo tan poca ropa, ya que mi abuela, que vive en la ciudad, me manda cajas llenas de ropa y libros 2 veces al año. Ella es genial. La he visto un par de veces, pero me cae muy bien. Podría vivir con ella, pero es demasiado mayor y bueno, mi tío no me dejaría ir a la ciudad. Oh, hasta ahora no les he contado qué ha pasado con mis padres. Bueno, ellos murieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía unos dos años. No los recuerdo, no tengo idea de cómo eran. Mis tíos decidieron hacerse cargo de mí y de la granja. Unos 5 años después se divorciaron, ya que mi tía engañó a Bruce con otro hombre. Mi tía es una buena persona, siempre fue amable conmigo. Hasta ahora nunca supe nada más de ella. Después de separarse, mi tío quedó así como está. De verdad amaba a esa mujer, y le dolió mucho cuando se enteró de que ella lo traicionaba, pero de ninguna manera le perdonó eso. Desde entonces se emborracha seguido, y bueno, es así como es.
Luego comí las sobras de la cena, y me fui a dormir. Mañana tendría que despertar temprano, y tan sólo dormiría unas 6 horas.
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Del campo a la ciudad.
Fiksi RemajaSavannah Harrison tiene 15 años y vive en una casa humilde en el campo junto a su tío. Él suele tener ataques de ira y la maltrata, tanto física como psicológicamente. Savannah no quiere ver nunca más a su tío, pero eso implicará tener que escaparse...